NOS CRUZAMOS

"Aquel invierno de 2014 que no paró de llover, os acordáis?"

Y claro que me acuerdo. Las prisas, ponerse el abrigo por el pasillo, el paraguas, la fiambrera en la puerta, los cascos rojos y a la calle. Al paseo matinal previo a entrar en un coche y luego en un sitio cuyas escaleras están muy gastadas en los primeros escalones y muy poco en los últimos. Será que los trabajadores vamos pisando con menos fuerza a medida que nos aproximamos al aparato que pita dos veces cuando la huella es correcta y que en mi caso falla siempre varias veces.

Tendrás mi identidad pero jamás sabrás quién soy.

Pero antes me encuentro con los rostros de todos los días. Los de esa rutina que a base de conocida, se convierte en placer. Rutina, rituales, reconocer y reconfortar. Para que no nos mate tan rápido.

Me cruzo primero con la niña, bueno, chica, bueno, jovencita pelirroja que espera en su portal con el móvil y los cascos. Como yo. A mi derecha dejo el árbol donde siempre hay un ramo de flores porque algo trágico sucedió hace muchos años. Y ahí está ese ramo que atan los que se quedaron. Para recordar. Para recordármelo todos los días.

A continuación llega el chaval con cara desconcertante que está en esa época en la que sus facciones de semihombre no se corresponden con su cuerpo de niño. Sus cejas pobladas darán que hablar seguramente pero acompañadas del acné y de la prominente nariz, nos da un resultado picassiano en tiempos en que las niñas suspiran por el David de Miguel Ángel. Con él mido cuán tarde llego. A veces solo y a paso ligero, otras con un amigo, riendo o, como hoy, dándole la lección mientras sujeta el libro. Esa estampa me la conozco.

Paso por la baldosa que me recuerda la dejadez humana y llego al cruce. Como es largo, dura poco y el muñeco verde tarda en volver, siempre se ve a gente corriendo para no quedarse en el medio del los dos pasos de cebra, con la marea de coches a un lado y al otro y tú condenado a esperar en esa isla desierta, viendo el objetivo cerca sin poder alcanzarlo.

Cruzo y me coloco al borde de la acera, en posición. En posición de esperar a Guillermo y a su conducción nerviosa porque, como de costumbre, llega tarde. Es uno de los mejores momentos de día porque lo hago con una Banda Sonora que, aunque aleatoria, siempre aplico a alguna situación vivida o, en la mayoría de los casos, inventada.

Llega el padre con cara de boxeador e incipientes entradas con su niña pequeña en el carrito y su niña mayor con la coleta perfectamente peinada y un lazo enorme perfectamente puesto. Quién le iba a decir a él que acabaría rodeado de rosa hace unos años.

Un paraguas que va por alto me da una sin querer. Los tetris con estos aparatos son complicados. No hay señales de "Dejen salir antes de entrar" como en el metro. Debería ser algo como "Si va por la derecha suba el paraguas y si va por la izquierda agachese", como los aviones. Pero no ocurre y las colisiones son constantes.

Un padre espera en el paso de cebra y limpia la cara a su hijo con un gesto cariñoso mientras lo protege con su paraguas. Le habla y le da un beso pero el chaval, como todos cuando fuimos niños, no le presta atención. Tiene la mirada perdida, supongo que pensando en lo que le va a contar a su compañero de pupitre, o en cómo evitar que el matón de clase se meta con él, vaya usted a saber. El mundo de los niños puede llegar a ser mucho más hostil que el de los adultos. Entonces se gira hacia mí y le observo. Tiene una ligerísima malformación. Mi perspectiva de ese beso, de esa mirada y de esa situación tan común entre padres e hijos cambia. No tendría por qué, pero es así. Observo cómo cruzan al ritmo de la cojera del chaval. "Suerte", le digo para mis adentros. Ojalá no la necesite. Y sé que su padre va a estar ahí.

Entonces llegan mis personas preferidas de la mañana. El abuelo que lleva a su nieto enano al cole y a su nieta aún más enana en la silla. Me imagino a esos padres dejando a los niños empaquetados y a ese patriarca encargado de tan magna misión. Y es que el enano en cuestión tiene las piernas muy cortas y anda de milagro. Cuando no llueve, la niña va con medio cuerpo fuera de la silla observando cómo su hermano se queda rezagado en medio del cruce y a su abuelo le da un microinfarto. Insiste en que se agarre a la barra de la silla o le de la mano. Una de dos. Coge la barra, porque él no necesita a nadie, y sigue adelante. Con sus pasos pequeños de persona pequeña. Pero a su lado va alguien grande. Bravo abuelo. No se acordarán de esto. Pero tú sí. 

Si levanto la vista me topo con las grúas típicas del skyline vigués y si vuelvo a la acera veo niños con pantalones cortos aunque caigan chuzos de punta, algún cadáver de paraguas en la basura, un chaval con esguince, muletas y chancla a 4 grados, padres trajeados cargando mochilas diminutas de Cars o de Hello Kitty (encantando a las niñas desde los 80, vaya éxito oiga!), hermanos mayores hartos de que el pequeño vaya 10 pasos por detrás siempre distraído, paraguas enanos a la altura de mi cadera que van a su bola "a mí no me toques que voy la mar de bien aquí en mi mundo bajito" y otro coche que se para delante de mí entorpeciendo el tráfico matinal. Una madre rubia oxigenada baja apresurada y deja a un niño de unos 7 años en el asiento de atrás. Recuerdo cuando era yo la que esperaba por mi madre. La banda sonora de entonces era la radio y el "tic, tic" de los intermintentes.

Llega el coche blanco que casi me atropella cada mañana. Con sus pegatinas, su línea amarilla y su bigotudo conductor cuya maniobra me hace retroceder hacia las mesas con cenicero-concha de vieira de la cafetería Vence. Como si fuese una orden. Cada mañana, Vence. Veo al señor que espera en la barra como Penélope en la estación. Supongo que a que pase algo.

Lo que pasa es que llega Guillermo. Se acaba el ritual. Empieza uno mucho menos entretenido.

Ha estado bien, nos vemos mañana.

EL PROCESO

Suena de fondo Lori Meyers y su "Alguien me preguntó, si quería estar mejor...y cómo decir que no, si ahora todo está peor" y mientras, hablo con Aleix que es uno de esos amigos que se han convertido en presencias virtuales innegables. Like a like, chat a chat, y de pronto una conversación terapéutica fuera de sitio un martes de muerte a las 10 de la mañana. 

Con Aleix todo son ideas y planes. No para conquistar el mundo sino para imaginarnos saliendo del nuestro y de paso, si se puede, hacer un poco mejor el de todos. Y es que siempre consuela ver que hay más gente como tú. Queriendo más de lo otro y menos de esto. Sin saber qué es exactamente lo otro pero reconociendo a cada paso lo que es esto. Y esto no. 

Descubrir qué quieres es muy difícil. Tal vez habrá que conformarse con ir sacando pétalos a la margarita como si de un me quiere, no me quiere se tratase. Pero en este caso es un "no lo quiero", "no lo quiero", "y esto tampoco". Entonces qué? "Nos vamos de voluntariado?"

Después de un rato de conversación, del caprichoso querer y no querer, pasamos a ser o no ser. Esa eterna cuestión. Concluimos que, en el fondo, tanto el problema como la solución está en nosotros mismos. Paremos entonces de divagar y empecemos a concretar. Reconocemos que lo que pasa es que nos gusta mucho el chispazo. El principio. Esa idea genial, ese "Podría ser eh?" "Yo lo veo". Nos encanta. Es lo motivante y lo emocionante. Pero no es nada más que el eso, el principio. Y aunque ilusionan, los principios sólo son concebidos con vistas a encontrar un final. Un fin(al) mejor. 

A mí alguien me dijo una vez que la primera fase es la mejor. Y estoy bastante de acuerdo. Aunque haya cosas que no permitan verlo y siempre queramos saber qué va a a pasar. Hay que disfrutar de esos primeros tropiezos. Esos pasos en falso. Esas caídas y despistes. Esos pequeños logros que te acercan un poco más al objetivo. O incluso aquellos que te alejan de él y te acercan a otro que sin tú saberlo era la verdadera meta. Todos y cada uno de esos pasos son necesarios. Porque aunque el subidón del principio es incomparable, luego empieza una fase muy guay que es en la que se va a basar todo lo demás. En este proceso se ponen los pilares y se plantean las incógnitas que será necesario despejar. El proceso es lo mejor. Y aunque acabo de decir que el objetivo es encontrar un final, en el mismo "proceso" de escribir esto, me voy dando cuenta que a mí concretamente se me da fatal finalizar. 

Tanto Aleix como yo somos malos finalizadores. Yo nunca pude dar un cuadro por terminado y los "Y sis" me persiguen a cada paso que doy. Él nunca podía dar ninguna discusión por concluída y esto nos llevaba a que se nos hiciese de día en el Colegio Mayor con el cuarto lleno de bolsas de pipas vacías, unas cuantas respuestas y muchísimas más preguntas que al principio de la noche.

El proceso. Ahí están todas las claves. El creativo, el de un trabajo, el de una relación o el de una amistad. El proceso es una distancia. Esa que separa el principio del final. La que separa Vigo de Holanda y que hoy pareció ser menor.

Luego sonó otra vez Lori Meyers con sus dudas que no ayudan. Pero concluyen que será  "mejor ver el presente y no pensar más en la muerte" Así que eso haré.

Y si surge la oportunidad saldré a la calle. Porque hoy hay lluvia de meteoritos. Y esto me lo ha dicho Aleix que de aviones hacia las estrellas sabe mucho. 

ALGUNAS PEQUEÑAS COSAS QUE HACEN QUE LA VIDA VALGA LA PENA (VOL IX)

Anteriores ediciones aquí

 

- Las tipografías bonitas

- La gente que cuenta chistes malos y les hacen muchísima gracia. Mejor ellos que el chiste.

- Patinar en longboard (sin caerse, claro)

- Las buenas noticias en épocas malas

- Las buenas noticias. Y punto

- Los “Yo no iba a salir pero…” Síntoma de buena noche

- Saludar a tu amiga con un “Hola Chuli” y que te de un ataque de risa

- Madrid en primavera

- Un buen anuncio

- Que Manu vaya a ser padre

- El primer mordisco a una tostada con mantequilla caliente

- Las bienvenidas

- Enterarte que tu bisabuela iba a montar una discoteca pero decidió que no porque “Lo que se iba a pecar ahí dentro” y entender muchas cosas.

- Que te devuelvan algo que creías perdido

- Las cañas entre semana

- Un abrazo de los dicen más que mil palabras

- El olor de las ceras de colores Manely

- Una fotografía tomada en el momento justo

- Los caramelos Pez de cereza

- Hacer un vídeo prediciendo eventos futuros entre carcajadas, ofensas y varios “Ni de cooooña!!”

- Imaginar a las que te rodean en esos mismos eventos

- Reírte de la vida, del absurdo y de lo fácil que es estar bien cuando se está así de bien

- Volver a ver Las Meninas y que siga tan impresionante como la primera vez

- Que salte The dog days are over y empieces a caminar más rápido sin querer

- Que con Caminante no hay camino pises con más fuerza 

- Y que una mañana de domingo soleada suene así

- Para la Libertad de Miguel Hernández

- Y este final 

- Ver acabada la novena edición de algunas pequeñas cosas que hacen que la vida valga la pena

- Saber que habrá más

UNA CAÑA AL AIRE.

Haga ejercicio, coma sano y váyase de cañas al menos una vez a la semana.

Las cañas entre semana deberían ir con prescripción médica. 

La primera puede que te cueste. Unas caña? sí? Pero es tarde no? Y mañana tengo que hacer cosas. Es que nos sabes qué día...porque mi jefe...y con este qué tal?...es que todo es un asco...y el trabajo?...Y esta peña que se casa? Eh? qué pasa con esta gente? Aunque si has dado con un grupo de gente como el mío, donde el autoengaño no ha lugar, no habrá dudas a la hora de pedir: cañas para todas, puesta al día y despotrique.

Con la segunda parece que los músculos se destensan. Todo se ve mejor con dos cañas. Al igual que todo se hace peor con varias copas encima, sobre todo si hay un teléfono de por medio...Pero dos cañas? Dos inofensivas cañas? Perfecto. Hablar y relativizar. La vida no es tan horrible. Estamos mejor y nos creemos mejores. Con dos cañas todo se puede. Hasta pedir Otra no?

Y es aquí, con la tercera, cuando surgen esas idea geniales en las que crees que tienes la clave. Pero no lo veis? En serio? Es en la tercera caña cuando los decibelios empiezan a subir. Cuando te parece muy, muy factible lo de montar un bar con tus amigos. Cuando el mundo se arregla a base de "Es que no puede ser" "Así nos va" "Pero saldremos, hombre, cómo no vamos a hacerlo" "Porque la vida es mucho más, la vida es esto!" Es en la tercera caña cuando vuelven a contarse las anécdotas que todos conocemos. Y es en la tercera caña cuando se conoce a la gente del trabajo. Antes no.

Con cañas todo se puede. Todo se puede ir de las manos también. Porque a estas alturas estás rozando el límite de la caña puente. Esa caña milagrosa que te lleva a decir "Qué narices!" y te catapulta un martes cualquiera a acabar hablando con completos desconocidos en la barra de un bar. Esa caña con la que un mano a mano inofensivo se convierte en un mano a mano decisivo, clave, forjador de amistades y desenterrador de verdades. 

Mucho le debemos a las cañas.

Incluso cuando sólo son una o dos. No hace falta más para volver a casa menos defraudado con el mundo. Las cañas entre semana te hacen sentir un poco malvado. Sabes que no deberías tomarte más de una pero vas a hacerlo igual. Sabes que mañana te vas a arrepentir pero es problema de tu yo de mañana. Porque "Me la merezco", porque "La necesitaba" y como al día siguiente todo volverá a empezar, intentas alargar este momento de felicidad. Porque mañana Dios o el despertador dirá, pero hoy póngame una más. 

Las cañas con todo el mundo bien pero si son con amigos mejor. Con esos que no ves mucho y por lo tanto son "Cañas qué tal" o con esos con los que comentas cada paso de tu vida en esos chats multidisciplinares que tanto valen para planear un regalo, una despedida de soltera (la tuya no, no flipes, que ya está decidido que va a ser en La Cañiza) como para mandar fotos de Julio Iglesias. Esas son cañas "Tell me more". Porque ya lo sabemos todo pero tengo que verte y que me lo vuelvas a contar.

Hace algún tiempo, en un viaje muy divertido a Lisboa, en una noche que acabó de día (Moi Bem), se llegó a una conclusión vital y definitiva. Y es que "Siempre voy a querer una caña más". Por lo tanto cuando ves que tu interlocutora desvía la vista un momento, sabes que es porque va a la procura de más líquido dorado para ambas. No hace falta preguntar. Ves ese "Dos" en sus labios mudos que se dirigen al camarero que nos acabará odiando o queriendo mucho y comprendes que no hay vuelta atrás. 

Las cañas a una determinada edad puede que se conviertan en esos cafés que toman las madres para ponerse al día. O si se vieron ayer, para contarse cómo les fue el resto día. Pero es probable que en nuestro caso sigan siendo cañas.

Yo digo que SI a las cañas entre semana. Para dosificar. Para ir acostumbrando el cuerpo. Si no llegamos al viernes y nos atragantamos con tanto ocio que nos viene de repente. Por lo tanto:

Entre semana tomamos unas cañas

Y si no puedes, pues te apañas

El trabajo y la vida pueden no ir muy allá

Pero siempre hay algo que no fallará

Unas cervezas en buena compañía

Y volverá la sonrisa que antes no tenías

Plan a prueba de crisis, 5 euros aproximadamente

Pero no te preocupes, que invito yo a la siguiente

Y esto lo escribo después de tomarme alguna que otra así que puede que se note que todo fluye mejor aunque la coherencia sea menor y mañana todo vaya a peor.

Pero si algún consejo puedo dar en esta vida es que la próxima vez que se encuentre cansado, con ganas de matar, de morir, o simplemente de tirarse en el sofá y no hablar con nadie porque el mundo es un asco, piense en todas las cosas que se está perdiendo. Piense en lo fácil que es sentirse mejor. Y a la pregunta: ¿Una caña? responda con rotundidad: Sí. Claro!

Siempre.

MUDANZAS 2.0

Con un poco de orden y con-cierto esfuerzo consigues recopilar todas las cosas que tenías esparcidas por el ciberespacio y tener un sitio (un "sait") que te gusta. Porque es tuyo. Y porque pirañas hay muchas pero tú eres una. Esta.

Lo que pasa es que tienes que revisar todas las entradas del antiguo blog. Como si de una limpieza de armario se tratase, vas una por una y te encuentras con algunas sorpresas, algún "mi madriña...como tuviste el valor de escribir eso" pero en general bastante agradecida al poder recordar otras etapas de otras Cármenes que vivieron otras vidas que fueron también la tuya. Porque si escribes, además de por la necesidad de dar forma a tus quejas (y te quejas mucho) es para poder recordar las cosas que tu pésima memoria olvida. 

Entonces te encuentras con los miedos (?) de entrar en la veintena, con los exámenes y las neuras, los estreses y las formas de estudiar y de procrastinar y de salir que eran lo único a lo que debías dedicarte por aquellos tiempos universitarios. Bueno, también a quejarte y a perder cosas. Parece que esto viene de lejos. Vivías aventuras y desventuras en un colegio mayor y dejabas notas para tu yo del futuro que es este que hoy escribe y te das cuenta de que las expectativas tal vez eran demasiado altas o demasiado pre-crisis. Descubres que las vacaciones de estudiante se te hacían hasta largas (maldita!) y tenías mucha prisa por llegar a la siguiente fase. Como ahora más o menos.

Hubo un tiempo en que te hastiaba saber que aún te quedaban tantos años de universidad por delante y ahora no tienes ni idea de qué va a pasar el mes que viene.

Las dedicatorias de corte ñoño también vienen de lejos, como las dudas existenciales. La familia, los primos y hermanos están ahí desde el principio de los tiempos, como los amigos, los viajes y etiquetas de casa, de Vigo o de Madrid, se juntan con otras menos políticamente correctas como alcohol, noche, fiesta y consecuentemente, resaca. Pero nada de borrar. Que hasta lo que hoy te saca los colores hay que recordar.

Sólo hay una cosa que corregí. Y es que si algo me han enseñado los años es la importancia de puntu(aliz)ar bien. De los eternos puntos suspensivos a los que recurría antes tanto para enumerar, como para evitar una coma o un punto y seguido, paso a frases más cortas y concretas. O al menos lo intento. Aunque siga haciendo enumeraciones infinitas y la "y" siga siendo mi conector preferido porque parece que no me quiero dejar nada.

Y es que los puntos suspensivos juegan en ese terreno tan cómodo que es el de la ambigüedad pero llega un momento en el que hay que decidirse. Se acabó esto, pasemos a lo siguiente. Puedes cortar por lo sano con un punto y final aunque reconozco que yo sigo temiéndolos. Pero ahí está la coma cuando es necesaria, el punto y seguido que te permite continuar en la misma línea o el punto y aparte. A veces es necesario un punto y aparte. Ponemos tierra de por medio pero esto no impide que tres párrafos después rescates aquello que dejaste atrás.

De conectar puntos hablaba Steve Jobs en un discurso genial. Y creo o espero que tenga razón. Por lo tanto no hay que temer a los puntos. Al final todos tienen su razón de ser y son los que consiguen que el texto final tenga sentido. 

Las conexiones son de las cosas más importantes de la vida. Un dís haces "click" o "chas" o cualquier otra onomatopeya que antes utilizaba tanto y resulta que ahí estaba. Todo el rato en tu cabeza. Esperando. Por esto me gusta guardar la información que me dejó mi  versión más joven y flequillista. Porque me sirve para (algún día) hacer conexiones y para (hoy) recordarme lo cómodo que resultaba dejar puntos suspensivos como final de frase. Porque a lo mejor algún día sentenciaré, conectaré y dejaré de dudar.

Pero es probable que nunca lo consiga...

EL DÍA QUE NACISTE

El día que naciste era febrero y llovía. Llovía en general. Todo el rato.

Tu abuela me despertó con un "Martina is coming"
Qué emoción! Te íbamos a ver la cara por fin!
Claro que no sería hasta 15 horas después...

Escribí a tu padre y le dije que tratase de recordarlo todo porque iba a tener que contarte cómo fue ese día en el futuro. No sé qué versión te dará él pero esta es la mía.

Ser el primer bebé de la familia García que llega al mundo cuando existe un peligroso chat de grupo tiene como consecuencia que tu parto fuese retransmitido al minuto. Tu tío Manuel y yo nos dividíamos para mandar la información porque la gente preguntaba todo el rato por ti. Generaste mucha expectación pero como te lo tomaste con mucha calma (creo que en eso saliste a tu padre), de los "Vengaaa!!" "Ánimo!!" pasamos a los "Pero aún nada?" "Que salga ya, que el público se va!!".

Supimos que 6 centímetros eran pocos y a los 8 nos dolió un poco a todos. A estas alturas ya habrás caído en la cuenta de que tus tías abuelas están bastante mal de la cabeza y es probable que te tengan un poco frita con los "Y yo quién soy?" "Y yo cómo me llamo? Que no te acuerdas??" pero si sales la mitad de lista de lo que vaticina tu padre, seguro que las tienes a todas en el bote. Ese chat echó humo todo el día y las que son madres recordaron sus propios partos mientras la tuya esperaba que salieses.

El día que naciste tu padre pasó del  "Qué nervios!!"  al "Dicen que aún puede tardar 5 horas...PERO ESTO QUÉ ES???"
Tu abuela no paraba quieta. No sólo se le veía nerviosa sino que me lo decía con esa voz aguda que pone a veces "
"Ay qué nervios tengo Carmen, qué nerviooooos"

Te parecerá un poco exagerado todo pero qué quieres que te diga, éramos primerizos.

El más tranquilo tu abuelo. Emocionado pero tranquilo. En su línea.
Llama a mi puerta y la conversación fue tal que así:

- Tú eres una inconsciente...
- Por?
- De verdad que eres una inconsciente...
- Pero qué pasa?
- Tú no te das cuenta que de aquí a unas horas, vas a pasar a ser un cero a la izquierda? Una auténtica merda!!
- Jobá Papáaa....
- Qué quieres??...es la realidad!! Martina te quita el puesto y tú pasas a la nada!

Cuando, más tarde, tu abuela me reconoció que no tenía comida para mí para el día siguiente se limitó a recalcar "Ves?? Aún no nació y ya empieza. Piraña, estás acabada!"Así se las gasta tu abuelo. Pero lo cierto es que hace tiempo que tenía asumido el traspaso de poderes. El título de niña de la casa sería tuyo y te lo cedo encantada. 27 años son más que suficientes.

Naciste en el Xeral, donde tu abuela trabajó tantos años y donde el guarda de seguridad aún se acordaba de ella. "Una palangana para la baba te traigo!? Muchas Felicidades!"
Efectivamente era una abuela babosa y bastante lercha porque se metía en las zonas del hospital donde no podía estar pero bueno, ya la conocerás.
Tocó seguir esperando. Y es que el día fue largo aunque luego se nos olvidó a todos pero si te apetece puedes ir a darle un beso a tu madre porque fue una campeona.

Me quedé sola un rato y vi a embarazadas y padres salir de la zona protegida con cara de cansancio. Pensé en el tuyo mientras observaba a mi madre que no paraba. Pensé que al fin y al cabo eras otro niño más que llegaba al mundo y que a lo mejor no era para tanto. Hasta que te vi, claro.

Cuando la señora que calceta salió de esa zona donde no podía estar y dijo "Ya nació", todo cambió. Y el chat se colapsó.

A mi hermano le di un abrazo. Menuda cara de padre que se le había puesto de repente.
Santi tiene una hija! La leche!
"Flipas" me decía, "No, en serio, Pira, flipas cuando la ves por primera vez"
Toda la responsabilidad. Así, de golpe y con cara seria. Era Santi pero era padre.
Después de un rato dijo "Y hay que llevársela a casa!!"  Se rió y volvió a ser mi hermano.

Cuando por fin pude verte, me tapé la boca con sorpresa. Qué pequeña!! (y en realidad es mentira porque saliste grande y bien feitiña) pero para mí eras diminuta. Tenías la piel como de melocotón, unos buenos papos, un buen buzón y llorabas con ganas. Empezaron los debates sobre de qué familia eras. "Yo creo que se parece a mí" "Bueno, acaba de nacer, se parece a un gremlin"

Me tocó llamar al señor de gafas oscuras.
- Felicidades abuelo!
- Enhorabuena tía!

Increíble. Nos felicitábamos por ti! No tenías que hacer nada para que te quisiéramos. Sólo ser.

Todos tus tíos se fueron a dormir ese día más contentos porque como bien dijo Paula, "A esta niña la parimos un poco entre todos" Fue un 26 de febrero que ya nunca se me va a olvidar. Un buen día.

Salí del hospital y seguía lloviendo. Me habría gustado decirte algo tipo "Y dejo de llover un rato por ti" pero sería mentir y eso está feo. El mundo no se paralizó cuando llegaste y la vida siguió igual como dice la canción. Pero cambiaste las nuestras y te sumaste a ese grupo de personas por las que vivir y luchar...

Así que siguió lloviendo y seguimos en crisis...pero ya estabas aquí. 

El día que naciste yo vivía en Vigo y la verdad es que no tenía nada claro. Espero que para cuando leas esto, las cosas hayan cambiado y de tu inexperta tía de 27 haya evolucionado a tu madrina guay, esa que a sus trentaimuchos está estupendísima, te hace unos regalazos tremendos porque su sueldo se lo permite y te lo pasas pipa con ella. Bueno, esto último te lo puedo garantizar desde ahora.

Bienvenida a la familia Martina! Somos muchos, hablamos alto y atropelladamente pero nos lo pasamos bastante bien...sobre todo si heredaste lo que tu abuelo llama "gen Pirulí" aunque espero, por la salud de tu padre, que no sea así. Veremos en 15 años...

Como ves de gremlin nada, eras una cosa muy rica.

CUANDO SEAS MADRE O PADRE

Al próximo Ministro de Economía debería exigírsele haber sido madre. No es discriminación positiva sino que en lo que a aprovechamiento de recursos se refiere, creo que nadie controla más que ellas. Transformar un cocido en un budín, un arroz, sopa, bechamel y ropa vieja, por ejemplo o que para cenar siempre haya opción de Cola Cao, tortilla francesa, huevo a los 5 minutos o el omnipresente "restos", eso no te lo enseñan en la Universidad.

Cuando te conviertes en madre se te confieren una serie de superpoderes. Como el de encontrar las cosas. Enhorabuena! pero he de confesarles que los triunfos en este aspecto son poco reconocidos... A cambio de esto devendrá usted en un ser un tanto repetitivo. No se lo tomen a mal...hasta ustedes mismas se delatan con el "Pero cuántas veces tengo que decir las cosas?" La repetición como base de la educación es su modus operandi y así todos tenemos en la mente la frase "Eso siempre lo dice mi madre"
Os queremos pero os repetís. Mucho.
Pero cuando seas madre también tendrás la facultad de tener la razón. Si con 15 años una madre dice que no le gusta nada tu amigo que "Ese niño no va a acabar bien", con 25 le cuentas que sales con él y te repite que "Ese niño no va a acabar bien" y cuando a los 30, efectivamente, es un pobre diablo, te recalcará, varias veces, que "Siempre dije que no iba a acabar bien"

Cuando seas madre te ocuparás de comprar la ropa interior y los calcetines e intentarás colarlos como regalo de Reyes. Sabrás trucos como que la miga de pan sirve para borrar cuando no tienes goma o que una cebolla con clavos hace que los niños no tosan por la noche.

Cuando seas madre la paciencia se te estira en una proporción directamente proporcional a la capacidad para no escuchar nada de lo que ocurre alrededor. Distinguirás un "Mamá" de otro. El de ven-ya-que-me-tienes-que-limpiar, el de me-están-pegando-otra-vez, o el de creo-que-muero. Sólo en el último reaccionarás con un "Estaos quieeeetos" pero ese nivel de "Master madre" son años de experiencia.

Cuando seas madre los mensajes no se mandan, se "ponen", te querrás hacer la guay diciendo "furgalla" en vez de furgoneta, te engancharás a todos los juegos absurdos de Facebook y no pararás de enviar solicitudes, dirás "Llevas el DNI?" cada vez que tus hijos viajen y soltarás un "No te voy a vivir toda la vida" cuando tengas ocasión (Bueno, esto es cuando seas MI madre)

Cuando seas padre comerás dos huevos, claro. Los mismos que se te pondrán de corbata cuando a las 5 de la mañana la niña aún no esté en casa. Si fumas, encenderás un cigarro y pensarás que tú también fuiste joven y que seguramente se lo esté pasando bien por ahí con sus amigas. O se lo esté pasando bien en un portal con un amigo...o en alguna cuneta... y ten cuidado no te quemes que se te cae la ceniza encima del pijama. Y no, el 091 no será una opción.

Cuando seas padre pondrás el cerrojo. Es así. De repente un día empiezas a ponerlo. Por seguridad, primero, para fastidiar a tus hijos cuando llegan a las tantas, después.
Cuando seas padre abrirás la puerta algún día y dirás "Qué coño de horas son estas?". (Bueno, esto es cuando seas MI padre)

Cuando seas padre o madre querrás saber qué narices le pasa a tu hijo cuando entra por casa y no lo hace con una sonrisa. Pues habrá tenido un mal día o estará cansado...no es más que eso. No hay por qué preocuparse. Pero lo harás. Y no hay por qué preguntarle. Pero lo harás.

Cuando seas padre o madre reñirás. Si no quieres hacerlo, siempre tendrás la opción de pasarle la bola a tu pareja pero, si algo he aprendido, es que los padres que marcan, son los padres que riñen. Al final, después de mucho tiempo te acabarán entendiendo. A lo mejor no lo hacen hasta que tus propios hijos tengan a sus propios hijos pero entonces, incluso aunque ellos decidan hacerlo de otra forma...te entenderán.

Cuando seas padre o madre decidirás cuál va a ser tu estrategia para imponerte: Gritar, asustar, dialogar o una mezcla de todas. Porque cuando seas padre o madre, vas a serlo los días que te apetezca...y los que no te apetezca también. Te vas a dar cuenta de que esos seres que engendraste tienen un poder sobre ti que esperas nunca descubran porque resulta que te convierten en la persona más vulnerable sobre la faz de la tierra. Pero no lo tienen que saber hasta dentro de mucho.

Reñirás y a continuación te darás la vuelta para reírte por semejante ocurrencia. Como cuando en el colegio ibas a hablar con algún profesor de tu infancia y de pronto te pide perdón para echar la tremenda bronca a la clase dejando a los niños como velas. Luego te volvía a mirar con cara de "Pobres diablos" Y tú pensabas "Era así?? Con el miedo que dabas!!"

Y es que cuando seas padre o madre vas a ser muy imponente. Hasta que un día no lo serás tanto. Pero aunque dejes de imponer, si lo haces medianamente bien, nunca dejarás de importar.

Así que aprovecha y utiliza esos superpoderes que te dan el día que te conviertes en padre o madre. Aprovecha mientras que son pequeños e inocentes. Mientras son adolescentes e insoportables. Mientras son jóvenes e imprudentes. Mientras que aún no se han convertido en adultos sin que casi te hayas dado cuenta. Mientras que aún no ha llegado el día en que ellos te digan "Mamá, papá...voy a ser padre"

Pero lo cierto es que ni si quiera ese día dejarán de ser tus hijos.

Se lo dedico a Santi que aunque haya tenido 9 meses para hacerme a la idea, aún no me puedo creer que vaya a ingresar en este club.

P.D. Martina, filliña, sal ya y deja de hacerte la (re)molona.
        Fdo: tu tía que está deseando conocerte.
 

ASESINATO A LAS 5

Hay un tema que me perturba desde hace mucho. Creo que merece ser tratado en algún sitio serio donde se tomen decisiones serias que afecten a la vida de las personas. En el Parlamento? He dicho serio.

La cuestión es:

Por qué la mantequilla en los bares nunca es untable? 

No, a ver, para alguna gente, entre las que me encuentro, el desayuno es sagrado. En casa y/o fuera. Por la mañana y por la tarde. Merendar dices? sí...pero es que la merienda no deja ser un desayuno tardío.

Entonces te encuentras en una cafetería con encanto y genuina, o en alguna de estas que proliferan ahora con tazas diferentes, sillas diferentes, maderas blancas, rincones muy cuquis y mensajes por las paredes del tipo "Sonríe, estás más guap@", o en la mítica cafetería de barrio, camarero uniformado con pantalón negro y camisa de manga corta que en su día fue blanca y tras la que se intuye una camiseta interior de asas...tanto me da, yo sólo quiero una tostada con mantequilla y un té así que me valen todas.

Y tampoco es que esté pidiendo que la mantequilla que te traen sea con sal (que sería un pequeño paso para el hombre y un gran paso para los tostadistas) pero hombre, no sé, que se deje querer al menos no?
Porque vamos a ver,  tú estás ahí, con tu proyecto de re-desayuno sobre la mesa, con ganas de empezar el ritual que te llevará a esos instantes de felicidad derivados de una simple ecuación: pan caliente+mantequilla+no pensar en nada más. Así que procedes a abrir la cápsula, coges el cuchillo y...EEERROR! Suspiro.
El cirujano que llevas dentro se arma de paciencia y comienzan unos torpes, torpísimos intentos por cortar la masa amarilla en lascas finitas porque algo de la física del colegio aún recuerdas y sabes que ese pan que miras con deseo, puede transmitir calor y derretir a la insubordinada, inadecuada y poco dialogante mantequilla.
Si un consejo les puedo dar hoy es que no subestimen a 30 gramos de mantequilla sin sal. Ha venido a luchar. Lo único que sacas de esa afrenta, de esa reyerta que me río yo de la del Romancero gitano, son tres amorfos bloques que vas depositando rápido sobre el expectante y a cada instante menos delicioso pan.

Bueno, antes de seguir tengo que reconocer que la que escribe tiene un problema con el pan. Es algo que hay que asumir y ahora puedo hablar abiertamente de ello. Está ahí, tentándote, supuestamente para engañar al hambre en los restaurantes te lo traen antes y claro, tú acabas con el tuyo, luego con el del comensal de al lado...pides que te repongan hasta 3 veces ese bollito caliente, por Dios! caliente!! Es que no tienen compasión? Luego está lo de comprar el pan de camino a casa. Que si un pellizquito, otro...otro...en fin, es algo con lo que hay que vivir...

Pero volviendo a la lucha con la masa amarilla (masilla más bien), en el último tajo que das resulta que se desliza un poco. Ahora no? Ahora? En fin, hay que reconocer que plantó cara. Observas su cuerpo mutilado sobre el pan y clamas al cielo por un milagro o porque suban la calefacción y esos átomos empiecen a fundirse. Pero no ocurre. Y tú, que ya te has visto en alguna parecida, sabes que lo que empezó mal sólo puede acabar peor. Observas tu arma homicida con la punta más roma que las tijeras de preescolar y piensas "la suerte está echada" (lo piensas en latín pero te da pereza buscar cómo se escribe en Google). Entonces es ahí cuando la más sucia, despiadada y hostil de las batallas tiene lugar. 

En realidad sientes pena por el pan. Al fin y al cabo la mantequilla se lo había buscado con su actitud, tan chulita, impertinente e inuntable. El pan no se merecía ese final. Pero sin remedio comienza una escabechina de migas que se desprenden, bloques de mantequilla que resisten estoicamente la presión, zonas de tostada que jamás verán ni de lejos un poquito de amarillo sobre ellas...y sobre todo dolor, mucho dolor.

Te das por vencida y contemplas tu obra. No es la mejor tostada que has hecho ni de lejos. Pero poco importa...porque en tu mente, en ese preciso instante, en ese exacto lugar, es la tostada perfecta. Ñam!

LA ROSA DE LOS VIENTOS

Una noche más en La Rosa de los Vientos, local de reunión del partido por la Libre Circulación Sin Obstáculos (LCSO)

- Lo de siempre

- Viste las noticias? Estarás orgulloso de tu chica eh? 35 paraguas sólo en Vigo, vallas y varios puertos destrozados. Y esto es sólo el principio...a la velocidad que se desplaza va a llegar muy lejos!

- Bueno, lo de las ciudades de costa no fue cosa de Ruth, sino de las mareas.

- Ya bueno, y qué son las mareas sin nosotros? Ruth es una campeona, toda la comunidad del Viento está orgullosa de ella. Se ha convertido en una gran ciclogénesis.

- Sí...la verdad es que hace bien su trabajo.

- Y además cree en lo que hace! Me reuní con ella antes de que saliese. Se la veía encantada con la oportunidad de colaborar a la causa. Y nada aminorada por el hecho de hacerlo justo después de Jessica que también lo hizo increíble. Qué va! Con más ganas! Nuestras chicas están dando la talla. Los tenemos donde queremos!

- Sí...bueno...hasta que vuelva el Sol.

- Pero a ti qué te pasa hoy? Es que no ves que los humanos están realmente desquiciados? Por fin hemos conseguido que reparen en nosotros! Por fin estamos viendo verdaderos resultados...

- Ya...pero para qué? me refiero, no podríamos seguir como hasta ahora?

- Qué dices? Como hasta ahora? Dejando que nos coman el terreno? Qué rápido se os olvida la historia a algunos? Que yo sepa tú también estabas en las lecciones del Profesor Vendaval no? Cuando explicó que hace miles de años los humanos no eran nada? que empezaron como una pequeña colonia? Y nosotros circulábamos como queríamos? Libres!! Con nuestros acuerdos con las montañas, con el mar pero todos en harmonía.

- Ya...sí, eso decía...libres...

- Y esos mequetrefes...qué se creen? eh? Que si diques, que si muros...No nos dejan opción! Hay que luchar!! Nos impiden continuar a nuestras anchas. Son ellos los que tienen el problema. Nosotros estábamos antes. Katrina nos abrió los ojos. Sacó fuerzas de donde no las había para acabar con ellos, para decirles que no nos hemos rendido. No quiero pensar lo que diría Sandy si te oyese. Tenemos una causa por la que venimos luchando muchos años pero a ti hace un tiempo que te veo dubitativo. Tu novia y las otras ciclogénesis están dando un ejemplo de unión y fortaleza admirable. Te lo digo en serio, es nuestro momento! Juntos podemos y estoy convencido de que van a cambiar las cosas por aquí.

- Llevo escuchando esto años. Y tú siempre lo creíste pero no sé...estuve hablando con mi hermana...

- Ahhh...ese es el problema! Por qué? Por qué lo haces? Siempre igual.

- Porque es familia, la educaron igual que a mí e iba camino de convertirse en una ciclogénesis. Y algo debió ver para cambiar de opinión. Mi abuela, te acuerdas de ella? Era una gran gota fría y hablaba de que si mi hermana se juntaba con las mareas adecuadas podría conseguir un Tsunami tan grande como el de 2004

- Yo siempre estuve enamorado de tu hermana, créeme que nadie la admiraba más que yo. La veía pasar y qué movimientos madre mía! No era descarada y explosiva como las otras, era grácil, sutil, prácticamente bailaba...esperando su momento. Nunca supe qué le pasó. Supongo que sería la presión pero hacerle eso a tu familia fue un golpe bajo. No me extraña que tu padre no pueda ni nombrarla, con lo orgulloso que estaba de su niña.

- Lo pintas como si fuera una tragedia. Simplemente decidió que esa vida no era para ella...

- Y unirse a las brisas marinas?? Te parece eso una vida para ella? Con su talento...menudo desperdicio.

- Prefiere vivir así, sin molestar a nadie. Dice que le llena de felicidad ver las expresiones de los humanos cuando les da en la cara los días en el que Sol aprieta. Incluso en invierno, se pasea por las playas tranquila, agitando el pelo de las chicas que van a reflexionar. No quiere que reparen en ella. Y si lo hacen, que sea con un "Qué gusto esta brisita!" No con "No me lo puedo creer otra ciclogéneis" Que es lo que está recibiendo Ruth.

- Y a mucha honra! Por qué colaborar con los humanos? Qué hacen ellos por nosotros más que odiarnos? O es que has olvidado su lema? "Contra viento y marea" O ese de "A tomar viento" No podemos convivir. Es imposible. Sus mera presencia nos impide circular en libertad. Somos Vientos por el amor de Dios! Va en nuestra naturaleza!

- No lo sé, Tramon...veo nuestros supuestos "éxitos", veo a nuestras familias felices y los veo a ellos impotentes ante nuestra fuerza. Entonces dudo sobre nuestra causa. Tiene que haber alguna solución pero no la veo cerca y menos en momentos como este en los que os creéis que sí podemos.

- Pues claro que podemos!!

- Me frustra veros así. Me pongo a pensar y sin querer empiezo a moverme a velocidades extremas...pero me contengo.

- Por qué?? no lo hagas!! Esperamos mucho de ti!! Estás listo!!

- No lo voy a estar nunca.

- Si yo tuviese tus capacidades, tu potencial...Me tengo que conformar con ser un mísero viento frío que no hace ningún mal. Pero tú...tú podrías ser como tu bisabuelo Mitch!

- Tramontana, amigo sé que quieres lo mejor para mí pero tengo claro que no estoy hecho para la lucha. No creo en ello. Sólo quiero vivir y convivir en paz. Ya he tomado mi decisión.

- No estarás hablando de...

- Sí. No puedo seguir pretendiendo ser algo que no soy. No me gusta ser viento y nunca seré un huracán. Voy a dejar de moverme...

- No...por favor, no lo hagas! aún tienes mucho que dar!

- Quiero ser aire. Tranquilo y eterno aire.

- No...

- Adiós amigo. Me gustaría decirte "Espero que ganéis" Pero no lo creo, ni lo quiero. El Sol pronto vendrá y todo este esfuerzo se quedará en nada. Ellos han aprendido a vivir con nosotros. Deberíamos hacer lo mismo.


Y con su último golpe de viento, cerró la puerta.

ALGUNAS PEQUEÑAS COSAS QUE HACEN QUE LA VIDA VALGA LA PENA (VOL VIII)

Primera edición aquí

Segunda edición aquí

Tercera edición aquí

Cuarta edición aquí

Quinta edición aquí

Sexta edición aquí

Séptima edición aquí

 

- Dar algunos pasos con los ojos cerrados cuando caminas por la calle y el Sol te da en la cara

- Comentar un programa de televisión por whatsapp y que sea mucho más divertido que lo que ves en la pantalla

- Las cenas de Navidad y reunirse todos aunque sea una vez al año

- Ser el que acierta la cuenta en una cena de Navidad y no pagar

- Los amigos invisibles. Los serios con sus “Ohhh!” y los de coña con sus “Jaja!”

- Encontrar un kleenex cuando lo necesitas mucho

- Un Cola cao caliente a deshora. Con muchas cucharadas

- Ir al cine. Siempre vale la pena

- Que alguien esté de cumple y traiga algo rico al trabajo

- Las katiustas. Y pisar los charcos

- Hacer limpieza y encontrar dibujos y documentos de tus versiones anteriores

- Las cajas de galletas danesas que guardan tantas cosas en tantas casas. En la mía hilos y fotos

- Tener por fin el cuarto ordenado y contemplar tu obra un segundo antes de desplomarte sobre la cama

- Empezar a escribir una pregunta sobre cómo se hace algo en Google y ver que se autocompleta. No estás solo

- Toda esa gente que hace tutoriales y responde toda clase de preguntas desinteresadamente. Beatificables

- Aprobar el práctico de conducir y darle un abrazo a tu profesor

- Mi madre y sus cafés matutinos y sus fiambreras en la puerta

- Planear un viaje

- Los “He pensado que esto te podía valer” de alguien del trabajo

- Una buena infografía

- El té

- Un cuento. Principio, nudo y desenlace

- La alegría que te llevas cuando te recuerdan que tal día es festivo

- Que te escriban algo gracioso y te de un ataque de risa en el trabajo. A ver cómo se disimula eso

- La salsa de tomate natural de la señora que calceta

- Coger un tenedor y picar macarrones con tomate directamente de la fuente

- Encontrar aquello que te encantaba y dudaste si comprar, rebajado a la mitad

- Hacer una referencia y que el que te escucha la entienda y la comparta. “Sabes cómo..?” “Ahh!! Sí, totalmente”. Hablamos el mismo idioma

- Que te digan "tengo ganas de verte"

- Una ducha larga con música

- Cantar “Y quién es él” motivadamente

- Poner Ojala que llueva Café y animarse automáticamente