NOVIEMBRE

Noviembre es el frío. Y la calefacción. Esos momentos de calorcito que te hacen acercar las manos a "la cale" como le llaman en alguna casa y es origen de verdaderas batallas entre padres e hijos. Grado arriba, grado abajo…pero cuando el grajo vuela bajo...

Llega de repente y las noticias sobre las primeras nieves copan los telediarios. "Sí, a mí me ha pillado por sorpresa y he tenido que parar a comprar unas cadenas" 

Cadenas para poder seguir el camino. Vaya contradicción. O a lo mejor es lo que nos pasa a todos. Te encadenas a un trabajo, a una hipoteca, a unos hijos, a otra persona. Las cadenas llegan a agobiar y a apretar pero gracias a ellas sigues adelante. Con más peso que antes y entonces te deslizas mejor. Pero siempre te preguntarás qué sería de tu vida sin ellas. Con unas raquetas en los pies. Sólo tú y la nieve. 

La blanca Navidad está por llegar y un anuncio de loterías que da más miedo que ilusión nos recuerda que todo depende de unas bolas en un bombo. Todo? no, todo no. Pero quién no ha pensado lo que haría si le tocase? En mi familia cada año cambiamos el destino del viaje que haríamos. Todos juntos "Pero sin niños eh?" "Mucho mejor un crucero que la Toscana" "Pero imagínate esos desayunos en una casita al sol!" El debate está servido. Y nosotros somos más de lo comido.

Noviembre es ese mes en que asomas la cabeza por la ventana antes de ir a dormir y te hielas la nariz. Con los pies fríos y sudadera, sueñas con que el edredón crujiente te calienta las noches. Y una barrera de cojines y almohadas impide que involuntariamente durante la noche te muevas hacia Siberia, que es toda esa parte de colchón no colonizada.

Noviembre es dulce según la película…pero no lo fue tanto en realidad. El trabajo, las decisiones y las eteeeernas dudas. Pero entre alguna salida despistada, unas cuantas botellas de vino, muchas conversaciones, dibujos, libros, libretas que se llenan con quehaceres, visitas al hogar, trabajar, decidir, comer rápido, comer increíble de la mano del mejor chef, visitas que te desconectan de la capital y algún que otro "y si" traicionero, se va otra vez. Otro mes.

Noviembre es tratar de jugar a la Rayuela con Cortázar…aunque para mí siempre fue la mariquitilla. Son conversaciones que se aguan como el hielo hace con la copa. Pero en realidad hace frío. A lo mejor sólo es eso.

Noviembre es…es desmayarse, atreverse, estar furioso, áspero, tierno, liberal esquivo, alentado mortal, difunto, vivo, leal, traidor, cobarde y animoso…ceer que la solución en una duda cabe…esto es Lorca, quien lo leyó, lo sabe.

Es acabar por decidir y repetir mil veces los por qués a quien quiera escucharlos para autoconvencerte a ti también. 

Decir las cosas en alto ayuda a relativizar.

Y "relativizar y trabajar" es una frase que lleva bastante tiempo escrita en mi pizarra. Esa que observo a lo lejos reflejada mientras me veo al espejo. Espejo en el que estoy yo en una foto de pequeña. Y salgo por la puerta viendo otra foto de mi abuela Pita con sombrero, cigarro, gafas de sol y actitud. Sobre todo eso.

Entonces son cuatro cosas. Verme a mí. Verme a mí entonces. Recordarla a ella. Recordarme a mí lo que hay que hacer: "Relativizar y trabajar"

Y mientras espero, no fumando, al tiempo que yo quiero, se me va entre las manos el que realmente ahora tengo. Este mismo. El tuyo y el mío. A este es al que hay que dedicar las horas y el esfuerzo. No al que vendrá que por mucho que pongas interés, preguntas y dudas, nunca sabrás lo que será. Porque lo que será…será. 

La única pista sobre tu futuro te la va a dar lo que estés haciendo ahora mismo. Y muchos pocos hacen mucho que dice siempre el Jefe. 

Pues poco a poco y tiempo al tiempo (al de ahora).

Diciembre será…será. Será verdad. Aunque de muchas mentiras esté hecha la Navidad, no puedo evitarlo, a mí me gusta. 

Y mientras tanto "No abran la ventana que se escapa el Wifi"

ESO ES TRAMPA

Además de por los estados de Facebook y las fotos de Instagram me entero del frío que hace cada noche al irme a dormir porque necesito suadera y calcetines y cada mañana al desayunar porque me lo dice un tipo sonriente con pseudobarba de 3 días (qué suerte para los que no llegan a guapitos que esté de moda el vello facial)

Luego ya lo voy sintiendo en mis entrañas cuando cojo la moto y evito el peligro de muerte que son las señales en el asfalto con esta pintura blanca/pista de hielo.

Para entrar en calor al llegar al trabajo me lavo las manos pero he aquí el “quiz” de la cuestión…con agua caliente. Entonces no puedo evitar acordarme de mi hermano mediano, que siempre fue más espabilado que el resto, cuando siendo tan pequeños que aún cabíamos los dos en el baño, se reía de mi cara de sufrimiento al lavarme la ídem con agua fría. Textualmente me decía “A ver erez parva? ezto ze haze con agua caliente”. Y acto seguido pasaba a demostrarme el gusto que daba lavarse el rostro con agua climatizada. Para rostro el que él tenía, pensaba yo. Eso era trampa. La cara te la lavas con agua fría porque hay una ley no? Al ir a preguntárselo a mi madre, quien siempre tenía bastante prisa por las mañanas, me contestó con un “pero el agua caliente no despeja igual”. Todos podrán imaginar la carcajada de mi hermano cuando le repetí esa misma frase.

Es trampa.
Es trampa pero no.
Como tantas otras cosas.

Es trampa acaso que todos los taxistas cuando van en verde (que por desgracia ahora son muchísimos) conduzcan a dos por hora para ver si algún transeúnte se cansa de andar? O lo que es peor, que por sistema frenen en seco en cuanto ven que el semáforo se pone en ámbar y tú que vas detrás confiada en que pasará, casi te lo comas? Pues hombre…es trampa…pero no.

O el repintarse las uñas del mismo color cuando el esmalte ya se está desconchando? Sin quitarse el desconche previo? Pues es trampa, claro, porque aunque tapes malamente los huecos, no deja de ser un parche…pero no.

Y que te sirvan la comida muy, muy caliente? Por qué? Por que la comida que no se puede saborear? Pues ya lo decía mi abuelo cuando le servían la sopa ardiendo “Me ponéis trampas!!” Pero por mucho que mire con cara de indignación a quién no me avisó de la ebullición del plato…es otra trampa…pero no.

Y el boli bic verde? EH? con esto tengo yo una cruzada personal porque no pinta bien. Nunca. Entonces yo voy al señor bic y le digo que qué mierda de tinta verde es esta que me vende, que no me time…y él me contestará que haga vaho en la punta, o que lo agite, o que habré tenido mala suerte con ese porque los demás pintan fenomenal pero siempre podré utilizarlo como cerbatana. Pues no señor. El boli bic verde que te comprabas de pequeño pensando que era el color definitivo, se quedaba en el fondo del estuche sin usar porque nadie quiere un boli que escribe dejando una raya blanca por el medio y cuya tinta no coagula bien. El boli bic verde es trampa. Trampa total.

Como también es trampa total que le llamen contrato en formación cuando no es contrato ni es formación. O que le llamen Ley de Amnistía, porque la única que vale es la Internacional, que se dedica a cosas honrosas, no como esta Ley que es una vergüenza. Pero lo dice la Ley. Y con esta frase ya parece que callas a todo el mundo. Qué mal hicimos en este país en acogernos tan ciegamente a la palabra escrita…O qué mal hacemos al no tener unos verdaderos intérpretes de la misma que sean capaces de ajustarla a cada caso.

Pero como todos sabemos, quien hizo la Ley hizo la trampa…y por desgracia los que hacen las leyes son los más tramposos del país. Tramposos totales.

En fin…Siempre nos quedará lanzarles bolitas de papel con las cerbatanas de los inútiles bolis bic verdes el día que venga esa señora con los ojos tapados a la que llaman Justicia…aunque yo siempre fui más de esa otra que camina medio desnuda guiándonos a todos.

Publicado originalmente en Cerveza Salada

ESTO IBA A SER UNA ENTRADA SOBRE EL FRÍO

Como ya hace frío, la visera del casco no se me empaña en los semáforos. Pero he vuelto a experimentar lo que es ir tiritando en la moto. Las bicicletas serán para el verano pero Jacinta me presta servicio sea cual sea el parte meteorológico. Y hay que ver lo poco que se lo agradezco definiéndola siempre como una vespa de pizzero debido a su mínima potencia. En fin, Jacinta, "

yo sin ti no sé como teneeeeermeee...con el alma en pie...sin ti me cueeeesta respirar..."

Esto de aquí arriba es un claro ejemplo de los problemas derivados de volver a poner a David Bisbal en el candelero, que revivimos tiempos pasados en los que éramos más jóvenes e íbamos mucho peor vestidos y que la gente hace la V en las fotos aún más si cabe. 

La V no se debe hacer jamás. Que qué tengo yo en contra del signo de la victoria en las fotos? pues todo. La V es mal. Es fatal. Es de teenager en baño haciéndose autofoto y poniendo morritos. Pero claro, me tengo que callar porque a muchas de las personas que quiero y respeto les encanta hacerla. Sin haber ganado ninguna carrera ni nada...la hacen porque sí! En una mano la copa y en la otra, zasca! los dos deditos. Y aunque dije antes que tenía que callarme, en realidad no lo hago. Les digo claramente "No hagáis la V" pero como son así como medio parvas, pues la hacen aún con más ganas y hasta por duplicado. 

Pero como decía antes de encenderme yo sola por algo absurdo (algo en lo que tengo un Master), hace frío. Y huele a castañas. Y vuelve la cremallera del abrigo a atascárseme. Quién inventó la cremallera? Este señor. Y qué le debemos? Nada. Nos debe él a nosotros más bien por la cantidad de disgustos que nos trae. A diario. Yo soy más de botón, oiga, qué quieren..sus formas, sus colores, lo decorativos que son, cómo muta una prenda cuando los cambias por otros...no sé, vale que son un peñazo cuando se caen o cuando te recuerdan que has engordado...pero al menos dejan más lugar a ese particular tira y afloja con la báscula. La cremallera directamente es que no sube. Que no te empeñes, que no subo ni un diente más, que hasta aquí hemos llegado. Y tú que haces? pues le partes ese mismo diente. Los atrofias y adiós cremallera. Venga seamos sinceros, cuántas veces habéis dicho "Hay que ver lo bien que sube esta cremallera!! Qué gusto!!" 2? 3 veces? y cuántas "Me pííííííí ya estamos otra vez con la piíííiííí´de la cremallera, píííííííi´" cienes de veces. 

La cremalleras son un artilugio que ahora esta muy de moda pero de forma decorativa. Vamos que te lo ponen detrás, en una camisa por cuyo cuello no es que quepa tu cabeza sino que poco más se te escurre hasta los pies y no te has enterado. Han relegado a la susodicha al puro ornamento y yo que me alegro. Porque han prestado un servicio terrible, porque por ellas se cuela el frío, porque se abren cuando menos te lo esperas y no lo hacen cuando quieres. Y esas, sí, sí, esas que se "se camuflan" en los vestidos de fiesta y que son ultra finas con ese mini-enganche-asqueroso-y-hasta-dañino del mismo color que la tela...a esas habría que prohibirlas directamente porque van de mosquitas muertas, de que no quieren ningún tipo de protagonismo pero que lo tienen TODO en el momento clave...porque NO-SUBEN-BIEN-NUNCA. Esas pequeñas pííííí...cuánto dolor han generado.

Y yo soy justa eh? Sé que las cremalleras protagonizado algunas de las escenas más emblemáticas de la pantalla (Quién no ha hecho un "Busco a Jack's"? Eh? quién?) o algunos de los anuncios más obscenos y evidentes jamás vistos, porque esas braguetas dan mucho juego...pero a pesar de todo, yo digo NO A LA CREMALLERA.

Aunque haya vuelto a encenderme quiero dejar claro que no es que yo esté en contra de todo y de todos. Simplemente creo que los objetos son malvados y están en este mundo para generarme frustración, para que los pierda, los rompa, me choque, no los encuentre, me pille o no consiga hacerlos funcionar. Son ellos, esos. Viejos conocidos por todos. Las llaves, las tijeras de la caja de costura, el pomo de la puerta, las moneditas de cobre, las pilas, la pata de la cama, LA goma del pelo, el calcetín solitario y aventurero, el menú de la televisión, el super glue...tantos!!...pero al frente de esta banda de facinerosos, está ella...la píííí cremallera y la madre que la parió.

OTOÑO EN MADRID

El tiempo está loco. Loco, loco.

Hoy, en un semáforo, yo con chaqueta de pana y una chica en bici al lado, en camiseta.

A riesgo de parecer una viejecita y soltar un "yo no recuerdo un otoño así en los días de mi vida", es cierto. Me vine yo a Madrid con la idea de estrenar botas, medias y demás vestidos en colores neutros y abrigosos. Pero me achicharro.

Tengo ganas de frío (pero qué dices!!) Pues sí, tengo ganas de bufanadas, de guantes, de días con sol y bajas temperaturas que te hacen sentir (o dejar de sentir) partes de tu cuerpo que habías olvidado (nariz, orejas, falange del dedo meñique del pie izquierdo...) Quiero ponerme un pucho de lana, comerme unas castañas, que la luz venga de las bombillitas de Navidad. Tengo ganas de entrar en un sitio calentito y tomarme un café reconstituyente, de que me tirite la barbilla a su voluntad, tengo ganas de que SE VAYAN LAS CUCARACHAS! con las que al pirncipio gritaba y me daba un vuelco el corazón, y ahora he aprendido a convivir.

Quiero que Noviembre, sea Noviembre. Dulce o salado, pero fresco!

Están montando cortilandia, y los Papanueles se van a derretir.