Me ha vuelto a pasar. Me he vuelto a quedar petrificada en la butaca. Un ligero gusanillo que recorre mi cuerpo cuando sube el volumen y suenan esas músicas de anuncios conocidos. Y esas pequeñas píldoras que largometrajes que te dicen que tienes que volver a pesar del precio. Y muévete hacia delante en la butaca, para estar más cerca de esa pantalla en la que pareces sumergirte. Ríe y emociónate. Sal del cine pensando que merece siempre la pena, que Viva el Cine!...y que vivan los domingos con la tía Guada.
Porque te invita a comer y a un café y charlas y le cuentas que has vuelto a Madrid...que ella nunca se fue y siempre estuvo ahí, durante la carrera, para sacarte de la rutina y decirte "pide algo de carne que seguro que estás comiendo fatal", para contarte novedades de la familia y sí, esta vez, para emocionaros una vez más recordando a la abuela...pero es que la sombra de Pita es muy larga.
Y aunque le dices que no se preocupe, que te llame en cuanto se despierte que no crees que vayas a salir, es una mentira (piadosa). Lo sabías cuando lo dijiste y lo confirmaste en el momento en que te escribieron que vendrían por tu barrio a tomar algo. Pero noches que no parecen y al final son, bienvenidas sean. Y más si se vuelve a jugar al futbolín (aunque no sean los del Sport, en Baiona, donde se pasaban las tardes de 25 en 25 ptas) si se junta a amigos y se acaba en la sala Sol donde los defectos son menos por efecto de la luz roja...y de algún que otro líquido supongo.
Luego resulta que es lunes con sabor a viernes. Que este es un puente muy largo pero sigues teniendo mucho, muchísimo que hacer y aún no te has puesto. Porque hay series muy buenas que ver y conversaciones delirantes que atender en chats de grupos en los que se comentan noches y se pierde el tiempo...pero ya va siendo hora. Enciendes el flexo que parece de Pixar y da luz a tu zulo que de gris pasa a tener un toque de amarillo, desbordas peligrosamente la bolsa de la ropa sucia pero es que hay cola en la lavadora...pones un poco de orden en tu cuarto y por extensión en tu vida. Consultas horarios, haces listas de quehaceres (qué te gusta a ti una lista...) pones música y empiezas. O haces que empiezas. Miras por la ventana cómo cae la lluvia de esta primavera invernal que parece anunciada por los Stark y te obliga a dormir con sudadera. Dejas a un lado el ordenador. Observas. No sabes muy bien por dónde empezar (como casi siempre). Entonces escribes "cuando no sepas qué hacer coge lápiz y papel".
Pues por ahí. Continuamos para Bingo.
No vale Remolino. No paso por debajo de la mesa.