FLORENCIO GARCÍA DE LA RIVA. EL GARCÍA ORIGINAL.

A él tampoco le gustaba la comida caliente. Decía que le ponían trampas. Por eso, como yo, prefería la merluza rebozada fría. Y si alguien tiraba una copa en la mesa, cosa habitual en su casa que se sentaban cada día 17, automáticamente él tiraba la suya porque decía que también tenía derecho. Florencio era solidario con los torpes así que supongo que nos habríamos entendido.

Un contador de historias genial que, como siempre dice la señora que calceta, daba igual que le hubieses escuchado la anécdota 50 veces, te volvía a enamorar. Cuenta también que nadie heredó ese don. Que a veces le recuerda a Santiaguito, como le llamaba hasta que se convirtió en padre, aunque yo creo que lo de mi hermano es más jeta que otra cosa. 

Pero es que este hombre historias tenía muchas. Algunas narradas en esas cartas que durante tres años escribió a la abuela antes de casarse. Y la bis le decía que se olvidase de él, que no iba a volver. Pero regresó a por ella. Una guerra no es suficiente para parar a un titán como este.

Porque era un señor imponente. Un dandi del que Nené sigue presumiendo y a la mínima oportunidad saca su foto de la cartera. Con esos ojos. Una mirada que, según cuentan, te atravesaba. Mirada limpia para un hombre de ideas fijas pero con una visión de conjunto que le llevó a entenderse siempre con unos y otros. Así salían los que le iban a pedir un aumento contando "Díxome o de sempre pero eu marcho contento". Y blanco se quedó algún que otro directivo alemán cuando el agradecimiento por comprarle unos motores fue directo a rebajar el precio y no a su bolsillo. Hacía barcos, era un hombre honrado y trabajador. Y a los de esta clase, por mucho que se empeñen en hacernos creer lo contrario, les suele ir bien en la vida. Aunque ésta sea tan corta como fue la de Florencio. 

Tenía su genio pero lo combinaba con un humor particular que le llevó a pasearse por todo Corujo con una peluca afro bajo la advertencia de que no quería ni una risa, que iba muy en serio. Jugando al dominó, visitando a un amigo enfermo...claro que en el momento en que se rascó la cabeza el pobre convaleciente no pudo aguantar y estalló en una sonora carcajada. O aquella anécdota bastante escatológica cuando, en la ópera de Estocolmo, fue al baño y al ver que sus dos vecinos de urinario soltaron sendas flatulencias, a cada cual más grave, él hizo lo propio pero "de trompetilla". Después de aquel derroche de poderío, ambos le miraron y asintieron presentándole sus respetos. Había ganado. Nunca sabremos si esta historia es cierta o no. Pero cada vez que la contaba volvía a ganarse al público.

El dueño de una casa con demasiadas mujeres y a cuyos yernos supo apreciar y querer a golpe de "Cuídamela, cuídamela" cuando las entregaba en el altar. Pero el día anterior no dejó que mi madre saliese a cenar con el que en 24 horas sería su marido. Era así. Su casa, sus normas. 

El jefe aún recuerda sus días de pesca. Como hombre tranquilo que era, no le importó echarse una siesta cuando una niebla terrible los invadió y los dejó a la deriva en alta mar. "Florencio dónde estás" "Si supiese dónde estoy no estaría perdido!!" Todos los coches en tierra con las luces encendidas apuntando al mar y la señora que calceta preocupada. El señor de gafas oscuras, un chavalín de 26 años, pálido mientras su suegro dormía en popa. 

Vigués de pura cepa, decía que "si quiere pasar un invierno agradable, veranee en La Coruña". Y mejor que no le dirigieses la palabra cuando perdía el Celta. Bueno, aunque quisieras no podrías porque se iba directo a la cama. Figúrense el honor de ver jugar a su hijo en primera división vistiendo de celeste. O a su hija de base en la selección española de baloncesto. Menuda estirpe de deportistas. Seguramente estaría muy orgulloso de saber que muchos de sus nietos han seguido estos pasos atléticos. Concretamente yo no. Pero muchos.

Aunque seguramente estaría aún más feliz de saber lo bien que nos va. Las alegrías que nos llevamos cuando nos encontramos aunque sea de noche en noche y de fiesta en fiesta. La actividad frenética de ese chat en el que estamos una buena parte de sus descendientes. Todos juntos. Riendo sin parar, animando, felicitando y ayudando en lo que se puede. Ese batiburrillo de Garcías da para mucho. 

Te habría encantado verlo.

A mí me habría encantado poder hacer alguna reunión en Riobó. Me habría encantado que conocieses a todos tus bisnietos. Me habría encantado que me contases las anécdotas una y otra vez porque con mi mala memoria, siempre serían nuevas. Me habría encantado ir contigo al Celta. Me habría encantado hablar contigo y decirte lo grande que eres. Me habría encantado porque creo que fuiste un personaje digno de conocer. No a cualquiera le cierran una juguetería para comprar los 100 regalos de Reyes para sus 10 hijos. No a cualquiera se le sigue recordando como se te recuerda a ti. Porque aunque te fuiste pronto, dejaste huella en este Vigo tan tuyo que hoy sigue siendo nuestro.

Me habría encantado abrazarte y llamarte abuelo.

Te encontré en una carpeta y me quedé contigo.
Y te parecerá increíble pero te echo de menos sin haberte conocido.

Texto de Manu Orío. 

Texto de Manu Orío. 


30 COSAS QUE (ME GUSTARÍA) HACER ANTES DE LOS 30

 

1- Dejar de morderme las uñas

2- Descubrir qué quiero hacer con mi vida

3- Aprender alemán (JA!) o al menos saber cómo se dice "vete a la mierda" en alemán

4- Conocer Roma

5- Leer 100 años de soledad

6- Acabar Rayuela

7- Hacer una tipografía

8- Invitar a toda mi familia y amigos a una fiesta

9- Ir al casino y apostar al 6 negro

10- Dibujar un comic

11- Comprarme una bicicleta 

12- Utilizarla

13- Ir a la ópera

14- Aprender a tocar la guitarra

15- Volver a Venecia y que no esté nublado o a Paris con algo más de 20 € de presupuesto

16- Publicar algo en papel

17- Terminar una carrera de al menos 10 km

18- Volar una cometa

19- Pintar un muro

20- Aprender a hacer la empanada de mi madre

21- Diseñar una camiseta

22- Comprarme un paraguas rojo y unas gafas con cristales amarillos

23- Dejar de quedarme afónica

24- Encontrar un trabajo que me permita (sobre)vivir (y que a poder ser me guste)

25- Hacer un graffiti

26- Conseguir acertar al palillo y ganar un mechero con una escopeta de balines 

27- Independizarme

28- Volver a saberme las capitales de África (y de Asia y de América...)

29- Viajar en globo

30- Decirle esto a alguien 


ALGUNAS PEQUEÑAS COSAS QUE HACEN QUE LA VIDA VALGA LA PENA (VOL XII)

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Dormir en vacaciones cuando te apetece

Quitar los nervios a la novia a base de champán

Los mofletes de Martina

La barriga de Almudena

Que nos hayamos convertido en una de esas familias que molestan en la playa con 13 personas bajitas muy ruidosas

Quedarse en casa de padres sin padres

La pizza de atún y cebolla

Los reencuentros de parejas

Que un dibujo tuyo tenga más de 2000 retuits

Que varios amigos salten a reivindicar tu autoría

Desayunar en familia y que en un momento el futuro se plantee más apetecible y menos oscuro

Los planes improvisados de verano y seguir en bikini a las 2 de la mañana

Los mensajes de despedida de la gente que sólo ves 15 días en el año

Coger la moto otra vez y que no haga falta chaqueta

Bailar con ganas

Y cantar hasta quedarse afónico

La barra de labios roja que marca el principio del fin (ahora ya sí que se sale)

Conciertos con primos donde ellos se saben las canciones por edad y yo por el Xabarín Club

Las altas médicas

Y las bajas por maternidad

La Señora que calceta diciéndome que "No te voy a vivir toda la vida"

Las becas merecidas

Conseguir que un teleoperador te cuelgue contándole que te encanta pagar más

El atún rojo

El color rojo

Que aún no haya llegado la boda de una y nos anuncien la de otra

Los investigadores

Que existan los voluntarios

Y los reporteros de guerra

Llegar a la conclusión de que a pesar de todo y de todos no compensa ser malo con nadie

La gente que cuenta historias con gracia

Regalar un cuadro y que guste

Los gusanitos y su capacidad para dominar a las fieras

Que el señor de gafas oscuras les anuncie a los niños de la colchoneta que un poco más adelante hay tiburones

Que les cuente que conoce a un tipo que le compra los cromos repetidos a 5 euros

Que le acaben creyendo siempre

Las vacaciones de verano

Las cenas de verano

Los chupitos a cuenta de la casa

Que A perfect day suene tan triste pero sea tan bonita

 Y un paseo bajo la lluvia con esta banda sonora

LLEGAR A CASA (II)

Así como el súper 2 en las copas es un gran invento, el 2x1 en barras de pan es una cosa cruel. Yo sólo quería una barra (y debería haber sido media) pero ahora tengo dos. Por un euro. La compra para uno es imposible y triste. El gazpacho es de tetra brick y el pan se regala aunque no lo quieras. Piensas que el hambre del mundo tiene solución mientras dices que no quieres bolsa. Vuelves a una casa vacía y un amigo te pregunta si ya la quemaste. Bueno, te lo dice con un dibujo de un fuego y un interrogante. Menuda imagen. Pues no, la casa donde crecí sigue en pie y soy la ama y señora del mando a distancia. Me duermo en el sofá porque entre tantos canales siempre hay alguna película y no hay señora que calceta para mandarme a la cama. Ocupo el lugar del señor de gafas oscuras y desde su perspectiva me reencuentro con unos rayazos en la mesa que hice hace más de 20 años. Y aunque se está muy bien, de aquí me iré pronto. Al veraneo de verdad. Al de pueblo.

Dormiré cerca de la plaza de abastos de Baiona, donde los tomates no tienen pepitas y huele a peixe. Y a mar. Ese mismo mar que veo desde la autopista reflejando una mancha amarilla a la que le ha dado por aparecer. No sé hasta cuándo. Aquí, en el Oeste, el Sol se deja caer cuando le da la gana. Y nunca sabemos por cuánto tiempo. Pero cuando viene se queda durante más horas que en el resto del mundo y nos regala las mejores despedidas que existen. Parece que quisiera compensarnos sus ausencias como un padre que trabaja demasiado. 

Vuelvo a echar un vistazo al Val, que de Miñor tiene poco. Con días así dice mi prima Marta que es el mejor lugar del mundo para estar. Y tiene razón. 

Pero por ahora vuelvo a casa con el gazpacho de mentira. Vuelvo a cortar el pan con las manos aunque tengo el cuchillo al lado y a  tomarme la miga esponjosa y deliciosa para que entre en la tostadora. La miga es la mejor parte. Si quieres que hagamos buenas migas, la vida, como el pan, siempre con mucha miga.

Por si acaso, desenchufo la tostadora como haría el señor de gafas oscuras. Pero sabes que es un gesto absurdo y de autoengaño porque vas a volver. Porque aún tienes mucho pan. Y mucha miga. Porque la sociedad de consumo te ha obligado a traerte dos barras a casa. Claro. Menudos sinvergüenzas! Eres una víctima. En fin, con suerte tu fuerza de voluntad aparecerá y dejarás algo de pan para desayunar mañana.  
Y con mucha suerte el Sol brillara, mañana…

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ALGUNAS PEQUEÑAS COSAS QUE HACEN QUE LA VIDA VALGA LA PENA (VOL. XI)

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Un bolígrafo que pinta bien

Conseguir destapar un bote que se te resistía. Y ese sonido

Que pongan Mary Poppins en la televisión. Y acordarte aún de los diálogos

Convertir una larga espera en un tiempo mejor con música o un libro.

Tomar una decisión. Y ese vértigo

Cumplir con lo dicho. Y ganarte tu propio respeto

Volver a pisar la playa

Que te enlacen un vídeo o una noticia con un "Esto te va a gustar" o "Te va a alegrar el día" 

Reencuentros en bodas de amigos. Y ver que la vida sigue igual

Que la madre del novio nos achuche como antaño y que el padre nos describa en su blog

Que alguien se ría de ti porque "Sabía que ibas a reaccionar así" Algo te conocen

Despedir la soltería de una con otras cuantas. Y esos disfraces. Y esos barcos. Y ese día. 

La foto del después que habla por sí sola

Las pajaritas

Niños pequeños con petos Oshkosh de rayas rojas o azules y blancas. Como los que llevabas tú

Conversaciones nocturnas que no acaban en tragedia sino todo lo contrario. (Y acordarse, claro)

El portugués

El Señor de gafas oscuras intentando hablar inglés

Que comprendamos lo que quiere decir cuando sólo emite gruñidos y acaba con un "grra!" de confirmación, una sonrisa y un "Veis como me entendéis perfectamente?"

Revivir viajes. Y todas esas anécdotas

Seguir caminando un poco más porque la canción que está sonando te gusta mucho

Las barbas

Que te cuiden cuando estás enfermo

Llegar a Cosmos y no tener que pedir las cañas y la tortilla porque aparecen solas

Encontrar regalos del día del padre en algún cajón

Los peladillos

Recordar scketches de Martes y 13

Los Celebrities de La Hora Chanante. Y que sus frases pasen a ser nuestras

Las faldas escocesas

Esa medio sonrisa que te sale cuando intentan animarte porque estás triste. Algo consiguieron 

Edit Piaf y su himno al amor

Las ganas de que llegue El Bello verano

Silbar. Concretamente esto

Que un amigo me escriba desde el otro hemisferio para contarme que uno de mis dibujos es lo único que decora su cubículo 

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LLEGAR A CASA

Llegar a casa. Eso con lo que sueñas.

Llegar a tu casa y respirar hondo. Ya está.

Cuando vivía con Blanca, intuía cómo le había ido el día según el tono de sus "hola" o el número de cervezas que trajese. Si era una botella de vino es que había mucho que hablar. Alguna vez que celebrar pero la mayoría de las ocasiones era para empezar maldiciendo y acabar riendo. O llorando. O todo a la vez. 

Ahora llego a casa de padres. Son ellos los que me reciben a mí. Nada más sacar la llave de la cerradura y decir "hola..." ya escucho "Qué Piraña, qué?" Entonces sé que se van a levantar. Y mientras el señor de gafas oscuras me persigue por el pasillo con su clásico bucle "Qué! qué! que´! Vives como Dios!" la señora que calceta me comenta sus últimas novedades en esta actividad que tan bien se le da. Yo continúo hacia la última puerta a la derecha, que es donde están todos los cuartos de baño pero en esta casa es mi habitación, aunque la cedo gustosamente a Manu y al packaging de Roque cuando se deciden a bajar desde La Coru. Lo único que quiero es soltar el bolso-maleta. Como si con ese gesto me desprendiese de todo lo malo del día. Ahí se cumple: "ya estoy en casa" Me pongo algo más cómodo (aquí somos de cambiarnos, los hay que aguantan calzados hasta que se van a la cama pero no es el caso), me desplomo sobre la cama y cierro los ojos unos instantes. Entonces oigo a lo lejos que "hay pan!" y los abro de golpe. Llevo soñando con unas tostadas desde que me dejaron en la Plaza de España. Después de ese paseo musical donde no veo tiendas, ni gente. Donde sólo hay un objetivo: "llegar a casa". 

A veces no me da tiempo a llegar a la habitación. A veces mi madre se ha ido a jugar a las cartas (y llegará tarde y mi padre le pondrá el cerrojo) y entonces el señor de gafas oscuras ni si quiera habla. Sólo un "Piraña!" y gestos. Enciende la luz de la cocina y acompaña cada uno de sus movimientos con un gruñido. Primero a la nevera. "Grra!" Eso quiere decir que hay gazpacho. Bien. Luego a la encimera."Grra!" Pan del rico. Bien, después de un durísimo casting hemos dado con el pan definitivo. Otro "Gra!" y descubro un bote gigante de bonito del norte. Toooma! ensaladas premium toda la semana! y rememoro internamente la "Oda al atún" Por último un "Grraaa!" distinto. Qué más puede haber? QUESO! Cualquier queso? No, EL queso. Me mira y con un "Gra!" que significa "Conforme?" vuelve por donde ha venido. A ver el Mundial y a maldecir a Messi por querer estar ahora y no haber aparecido en toda la temporada. Y yo me quedo ahí en medio. Con el bolso-maleta cayéndoseme del hombro, mientras con un brazo cojo gazpacho y con el otro corto pan. Son momentos de felicidad. De picoteo aquí, corto allá. En frío. De pie. Improvisando. Sobre la marcha. Que hay sobras de la comida? pues póngamelas por aquí, oiga, que algo haremos con ellas.
Y mientras piensas "bueno el último trozo" (que siempre es mentira), concluyes que llegar a casa de padres no está tan mal. Y que si el amor se midiese en caprichos culinarios, estos señores te aprecian bastante.

RETALES

Aquello fue lo último que le dijo su profesor. Tal vez no fue lo último pero de todas sus charlas fue sin duda lo que más le marcó. Se acordaba de esa frase cuando sentía que había dejado de caminar hacia adelante. Miraba a los lados y nada. Miraba al frente y nada. Miraba atrás y ahí estaba. Fumando. Le contaba todo. Le gritaba, le lloraba pero él sólo sonreía. Cuando ya no le quedaban más que preguntas, sabía que llegaba el momento de escucharla. Esa frase que tanto le irritaba. Esa que no sabía aún si será cierta. Esa que esperaba con todas sus fuerzas que lo fuera: "La vida siempre nos espera"

 

- Creo que te quiero. Es más, creo que nunca he dejado de quererte. Ya no recuerdo bien cuándo empezó pero me acostumbré. Y luego ya no supe lo que era. Pero era quererte. Ahora lo sé. 

- Yo a veces creo que te quiero y otras, como cuando te escucho decir estas jetadas, te odio. Así que creo que te quierodio. Es más, nunca he dejado de querodiarte. Y me temo que seguiré querodiándote siempre. Porque eres querible y odiable al tiempo. No sé cómo lo haces. Tienes un don.

- O sea que me quieres

- Vete a la mierda

 

Era un tipo alto y serio. Tenía el tic de pasarse los dedos por las ojeras. Como si quisiera hacerlas desaparecer o enjuagarse las lágrimas que nunca derramaba

 

Ahí estaba. Ese sabor metálico tan conocido. Y el escozor. Ya sabía que le iban a doler los dedos al lavarse el pelo y al teclear. Tendría que estar un rato con el índice en la boca esperando a que parase de sangrar. Pero en cuanto pudiese volvería a atacar. Al siguiente. Y así siguió mordiéndose las uñas y los dedos hasta que le palpitaron todas las yemas. No era miedo. No eran nervios. Era la única forma de sentir algo auténtico en medio de tanta frustración.

 

- Entonces ¿es una persona con la que te planteas empezar algo?

- No, es alguien con quien me planteo acabarlo todo.

 

Tenía que contar un chiste cada vez que fuese a dar malas noticias a su jefe. Al principio le pareció de locos pero era un tipo genial y estas excentricidades se le perdonaban. Con el tiempo acabó entrando en su juego y le contaba algún chiste muy malo para ser interrumpido al segundo "No hoooombre, no me hagas esto...que es viernes por Dioooos" Los chistes muy, muy buenos, esos que casi siempre le contaba su primo, se los reservaba para los grandes fracasos. Los ensayaba incluso delante del espejo. Lo hablaba con su equipo. "Creo que esta noticia se merece el chiste de la mosca" "El de la mosca??, tan grave lo ves??" Así era. Se armó de valor e hizo una interpretación sublime. Su jefe rió a mandíbula batiente. Entre las carjacadas entrecortadas se intuía algún "Ay madre lo que me vas a contar..." Cuando le dijo lo que había ocurrido, las lágrimas ya no se sabía si eran de risa o de pena. La noticia era igual de mala pero todo parecía menos grave cuando uno se acordaba del chiste de la mosca.

 

Hizo otro viaje a la habitación. Seguía durmiendo. Volvió a sonreír como hacía de cada vez. "Es una muñeca" le comentó a su otra niña en el pasillo. "Lo es jefe, lo es"

"Y este señor antes daba miedo...manda narices!" pensó la mayor.

ALGUNAS PEQUEÑAS COSAS QUE HACEN QUE LA VIDA VALGA LA PENA (VOL X)

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- Las cebollas rellenas de mi madre

- Hacer sopas en esa salsa

- Acabar la clase de pilates encontrándote mucho mejor que cuando llegaste

- Imaginarse que ese o esa va a hacer esto o aquello

- Que se cumpla

- Desayunar y volver a la cama

- El domingo por la mañana en esa misma cama. Con música, periódicos y sin nadie pasando el aspirador.

- Que el médico le diga a mi tía que ya no tiene que volver 

- El primer baño del año 

- Que alguien se ofrezca a hacerte un favor que te da mucha, mucha pereza

- Un concierto del que no esperabas mucho pero sales encantado

- Que te vuelva a servir un pantalon

- Aficiones contrarias hermanadas

- Ver a tus hijos durmiendo y quererlos infinito. Cuando duermen.

- Que a alguien se le ocurriese juntar a jóvenes brasileños con personas mayores americanas para aprender inglés.

- Que te cuiden cuando estás enfermo

- Que los planes salgan bien 

- Que los planes salgan del revés y a pesar de todo te rías 

- Los collages

- Cruzarse con las mismas caras cada mañana

- Las corbatas bonitas

- Y quitárselas

- Que Álvarez comente el blog aportando sus pequeñas cosas que hacen que la vida valga la pena

- Que firme como "tu primo favorito"

- Las bicicletas

- Devolver el balón a unos chavales con un buen chut y creerte Maradona

- Devolverlo con un churro de tiro y ver en sus caras un “Obvio, señora, a qué aspira!”

- Que te dediquen una canción

- Françoise Hardy anunciando que C’est le temps de l'amour

- Bebo y El Cigala sabiendo que te van a amar toda la vida.

- Y tú que vas a amar sus Lágrimas Negras también toda la vida.

- El final de Kamchatka

MI AMIGO JUAN

Tengo yo a un amigo al que conocí en circunstancias extraordianarias que ahora no vienen al caso. Baste decir que con el poco, poquísimo contacto que he tenido con este ser, parece increíble que le llame así. Pero si un amigo es esa persona que sabes que está ahí, con la que puedes contar para que te de su opinión sobre lo que te pasa en la vida y se interesa por tu bienestar, Juan es un Gran amigo.

Lo que es casi más increíble es que él me considere su amiga tras los 2 años de rigor. Tiempo de duración de la amistad que establece este tipo. Después suele "partir peras" como dice él, ya que la gente deja de aportarle. Pero a mí me renovó por dos temporadas más y no sé si saldré reelegida este año.

Juan Liverpool es conocido principalmente por lo que su nombre indica. Por ser muy fan de este equipo y de esta ciudad del norte de Inglaterra. Y cuando digo muy fan es MUY fan. No son pocas las anécdotas que tiene con este equipo y que narra(ba) en este blog. A mí la que más me gusta es cuando se coló en el autobús del equipo y viajó al estadio con los jugadores. Como uno más.

El Liverpool es por lo único que Juan pierde los papeles, el raciocinio y rompe sus teorías sobre la vida, que son muchas y, desgraciadamente, en su mayoría acertadas. Y digo bien, desgraciadamente, porque si algo no es este hombre, es optimista. Dicen que la gente inteligente se rodea de personas optimistas. Este no es el caso. Por lo tanto no debo ser muy lista. El listo es este tipo de gafas y aspecto inofensivo pero que me rompe los esquemas cada vez que hablo con él. Esto suele ser de repente, casi sin venir al caso, un mensaje: "Qué Piraña, seguimos igual no?" "Ya lo sabía yo, si Fernando Alonso va así de mal, tú y yo, igual"

Y es que una de las teorías más rocambolescas de Juan, es que su vida y la mía tienen muchos paralelismos y a su vez nuestros destinos están ligados al buen o mal hacer del piloto español. Se podrán imaginar las alegrías que me llevo últimamente.

Por este tipo de cuestiones la amistad con Juan me inquieta aunque a la vez me aporta mucho. Siempre puedo esperar la verdad y nada más que la verdad de él. Y siempre me va a dar ánimos a su manera. Todavía no tengo muy claro por qué porque le caí en gracia. Un buen día hablando de trabajo/no-trabajo me dijo "Claro Piraña, por lo que cuentas tú eres como yo. Has descubierto que lo de trabajar es un fraude así que aspiramos a hacer nada en la vida. Una vez que te das cuenta de esto, ya no vuelves a ver nada igual. Tú te has dado cuenta bastante joven...pero es así. Lo mejor en la vida es no hacer nada."

En un principio yo me rebelé y dije que no, que yo aspiraba hacer cosas! Pero luego tristemente caí en la cuenta de que era tenía bastante razón. Aunque yo añado algo a esta sentencia: A mí me gustaría no hacer nada más que las cosas que me gustan y en el momento que me apetece. Claro, no te fastidia! Pero es que esta conclusión no es tan banal. Hay mucha gente que dice que no podría vivir sin trabajar "Unas horas por lo menos". No es mi caso. Hay suficientes, qué digo suficientes, demasiadas cosas en el mundo que me interesan y no tienen nada que ver con ningún trabajo. Al menos ninguno que alguien vaya a remunerarme. Podría pasarme la vida tan solo viendo todo lo que hay en internet, por ejemplo. Veo una foto de la NASA y flipo. Viajo a Tailandia en Google maps y flipo. Oigo una conferencia de TED y flipo. Veo algún tutorial de alguien con acento sudamericano que me está enseñando por amor al arte y flipo muchísimo. Ahí está. Todo esperándome. Pero yo tengo que pasar las 8 horas de rigor para verlo.

Darte cuenta que el trabajo es eso y punto y que lo de aprender y estar satisfecho es algo bastante poco común, es un trago bastante amargo al que una persona debería llegar cuando en su vida las satisfacciones le vienen por otros lados: la familia, los amigos, ayudar a los demás, el deporte o tener un hobby. Pero haber llegado a esta conclusión a estas alturas, cuando mi vida laboral no llega ni a los dos años, es un temita. Esto último, lo de que el asunto grave, me lo comentó otro buen amigo y en su momento jefe, al que conocí en circunstancias semejantes al homenajeado. Últimamente me acuerdo bastante de él porque su nombre describe a la perfección la situación actual del país: Estoesunajena. 

Pero volvamos a Juan, que me dice que Liverpool le recuerda a Vigo y yo voy en mi año británico y lo compruebo. Efectivamente, se parecen. Luego resulta que Iago Aspas se va de mi equipo al suyo pero el fútbol deja de tener importancia. Porque aunque empecemos hablando del de Moaña, como siempre, acabamos lucubrando sobre el siguiente nivel de nuestras vidas que parece estar bloqueado. Juan me recuerda el discurso de Steve Jobs, que hay que volver a ver de vez en cuando. Porque todo está conectado. 

Juan dice que cree mucho en estas cosas. Que si encestaba de pequeño significaba que iba a aprobar o que triunfaría esa noche pero de lo contrario suspendía y no ligaba. Por suerte, Juan tiene una mujer al lado que le aguanta y lo conecta a la tierra porque él vive su vida sin pegarse demasiado a nada, ni a nadie. Sobre todo sin pegarse a los objetos con los que tiene una guerra personal. Como yo. Otro paralelismo.

Juan vive en Inglaterra y hace poco le preguntaron si no estaba "estarving" (muerto de hambre) y no lo entendió. Deduzco que a Juan no le va muy bien con el inglés. Pero da igual. Es un superviviente. Así que ahora resulta que da clases de español. Allá donde vaya, con él mismo le sobra. Y aunque yo no le vea, sé que está ahí. Para decirme de vez en cuando "Qué Piraña, igual no?"

A Juan y a mí siempre nos quedará Mad men para disfrutar y Seinfeld para reír. Porque es de lo que se trata esto después de todo. Además es una serie que trata sobre nada. Muy apropiada para el caso que nos ocupa.

Juan es un buen amigo. Raro. Pero bueno.

Seguro que cuando Fernando Alonso vuelva a ganar, nosotros también.

LO FÁCIL Y LO DIFÍCIL

Lo fácil es quejarse.

Lo difícil es hacer.

Lo fácil es dejarse llevar.

Lo fácil es no pensar.

Lo fácil es gritar más.

Lo fácil es dejar de escuchar.

Lo fácil es pasar. Y pisar.

Lo fácil es ver. Y hasta encontrar.

Lo difícil es buscar.

Lo difícil es valorar.

Lo difícil es contemplar y observar.

Lo fácil es ignorar.

Lo fácil es callar.

Lo difícil es preguntar.

Lo difícil es responder.

Lo fácil es llorar.

Lo difícil es levantarse.

Lo difícil es seguir.

Lo fácil es concreto.

Lo fácil es hoy. Ahora.

Respira. Es fácil. Y ahora otra vez.

Lo difícil es pensar en la siguiente. 

Lo difícil es ver más allá.

Lo difícil es abstracto.

Es todo.

Es tener en cuenta todo. Y a todos.

Lo fácil es perder.

Lo difícil es recuperar.

Lo fácil es encender.

Lo difícil es mantener.

Lo fácil es huir.

Lo difícil es quedarse.

Lo fácil es negar.

Lo difícil es reconocer.

Lo difícil es reconstruir.

Lo difícil es cuestionar.

Lo fácil es estallar.

Lo difícil es olvidar.

Lo difícil es perdonar.

Lo difícil es reír.

Lo fácil es saber.

Lo difícil es escoger.

Lo fácil es conocer.

Lo difícil es conectar.

 

Lo fácil es vivir

Lo difícil es vital