PERDER CARTERAS

Perder la cartera hace que, además de insultarme hasta el límite, consiga darme de cuenta de muchas cosas.

Y todo por el módico precio de perder la tarjeta de crédito y mierdas varias de esas que acumulas y echas un vistazo de vez en cuando. Un poco de mi pasado estará tirado por la calle, o en manos de alguien tan vago como para no dejarla en una de las muchas direcciones que aparecen en ella.

Supongo que no fue sólo perder la cartera.

C'est la vie.

No es que vaya a ahogar mis penas en alcohol esta noche, ni mucho menos, pero algo de alcohol y toda la noche por delante, es lo que me espera.