40 CASTAÑAS

Aunque nació hace hoy 40 años, yo le conozco desde hace 32.
Y aunque preguntaba cada vez que veía a alguna persona con una enfermedad grave por qué habían nacido así a La Señora que Calceta amargándole un poco el embarazo, por suerte nací con 20 dedos y dos orejas bien grandes. Y desde entonces se dedicó a cuidarme y a quererme.

A defenderme de los vaciles de Santi y Rafa. A esperar en la parada de bus para que no me quedase sola. A decirme que si se metían conmigo en el colegio no pasaba nada, que a él le había pasado lo mismo y al final todo había salido bien.

Esto me lo repitió en cada momento vital en el que creía que el mundo era muy injusto conmigo. Él escuchaba paciente mis llantos telefónicos desde Madrid y se dedicaba a reflexionar conmigo, a decirme que el Señor de Gafas Oscuras, a pesar de sus formas que nos dejan hechos una mierda, tiene parte de razón, a reírse de mí y al final reírse siempre conmigo.

Me trajo mis primeros Gazelle de Londres cuando volvió transformado en un tipo muy cool incluso a pesar de los collares. Se dejó barba hasta hoy y empezó a confiar en sí mismo. Cuando yo empecé a hacer lo propio, siguió metiéndose conmigo para que no se me subiesen los humos.

Manuel jugó a ser guay un tiempo. Sin saber que su guayez reside en ser exactamente como es. Con sus fortalezas y sus debilidades que le hacen tan humano y tan de verdad. Manuel no te la va a jugar. Es muy listo pero no de esa clase que tienen claro que lo primero es la propia supervivencia. Manuel sufre cuando algo va mal. Cuando no puede hacer nada para solucionarlo. Le molesta que no se preste atención al detalle. Cuando no se hacen las cosas bien. “Porque no cuesta nada” y no le cabe en la cabeza que la gente no lo vea tan claro como él. Todo esto lo sé porque a mí me pasa exactamente lo mismo.

Lo que más me gusta es que a pesar de que por fin es consciente de lo mucho que vale en la vida profesional y todo le sonríe en la personal (concretamente le sonríe y mucho Almudena, pequeña gran mujer) su corazón mantequilloso a veces le traiciona y se le siguen viendo las debilidades a leguas. Pero no es debilidad. Es ser persona. Y Manuel lo es de los pies a la cabeza.

Es un abogado buenísimo como ya fuera un estudiante brillante. Pero eso da igual. Manuel es un tipo íntegro, buena persona, gracioso, detallista, cariñoso y un padre que se desvive por sus hijos hasta el punto que le tienen bastante pillada la aguja de marear. Manu es un tipo total. Pero es, ante todo, mi hermano mayor.

Y aunque ya no tenga yo 10 años y necesite de su ayuda para hacer los deberes, aunque ya no tenga él 16 y me confiese tirados en el suelo de mi cuarto rodeados de la granja Playmobil que le han roto el corazón en pedazos, aunque la vida ya no nos haga coincidir tanto en los bares (básicamente porque el día que puede salir se pone tan nervioso que no mide y a las 3 está en casa), aunque el tiempo pase y siga metiéndose conmigo mucho para luego darme un abrazo de oso y dejarme sin respiración, aunque pasen 40 años más, seguirá siendo mi hermano mayor, la persona a la que más me parezco en el mundo y mi ejemplo a seguir.

Y como se me empañan los ojos y no es plan, voy a dejar de escribir ya. Porque esto es bonito hombre! y aunque suene a topicazo os aseguro que es todo cierto. Mi hermano mayor se hace mayor y lo hace además feliz de la vida con su vida. Así que bien por él. Porque siga siendo tal y como es. Porque a mí la vida me lo ha regalado y no puedo estar más agradecida. Felicidades hermanu! 40 años pueden parecer muchos...aunque en ellos no cabe lo muchísimo que te quiero.

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