VIAJE CON NOSOTROS

Volver a casa (como el turrón) gracias a estas blancas Navidades, se está convirtiendo en una odisea.

La mía en particular comenzó a las 5 de la tarde del domingo 20 de Diciembre. Cuando logré juntar fuerzas para hacer la maleta. Cuando me engañé a mi misma y dejé la maleta naranja (de tamaño medio) a un lado, escogiendo en su lugar la maleta negra de tamaño descomunal (tanto como la azul que en teoría está vetada). Cuando por fin estaba todo dentro y yo lista para partir, me entró el canguelo por no llegar a tiempo. Taxi al canto.

Lo primero que leo sobre mi vuelo "autochecking". Mal rollo. No tengo el código. Bueno rollo, un tipo majísimo me lo da sin problema y el de facturación me pasa el muerto que arrastro con coña incluida acerca del peso. Todo marcha. Y aún por encima tengo un poco de batería en el ordenador para matar el rato hasta embarcar.

Pobre ilusa. La puerta no estaba indicada y la hora se acercaba. Y de pronto unas letras rojas (mal augurio): cambio de hora 23:50...CÓMO? .2 horas de retraso dan para comprarse el Hola, ir al McDonalds, escuchar la radio y agotar la vida del portátil.

Nueva hora!!: 23:44. Recórrete toda la T-4 a paso ligero, llega a la nueva puerta y date cuenta de que sólo te queda un trozo de la tarjeta de embarque..Observo el panorama y comprobando que hay bastante gente en mi situación por lo que será un avión entrañable, me dirijo a Atención al Cliente y consigo que me reimpriman el papelito en cuestión. Pero me entero que nos han mentido y que la hora aproximada de salida son las 00:30, con mueca de pena incluída por parte de la muchacha.

Voy al final de la cola que ya se había formado (algo que nunca me explico, parece que a la gente le gusta esperar de pie) y les informo de la buena nueva. Se disuelve la cola. Y pasan los minutos. Y ante el aburrimiento, los comentarios ajenos me entretienen. Sobre todo cuando vienen de un grupo de teenagers. Y siguen pasando los minutos. Y surge un rumor. Rumor con cierta lógica pero rumor al fin y al cabo: la posibilidad de que nos lleven a Santiago. No, no, no. Me niego. Tercera llamada del hogar. Tercer "todavía no sé cuándo embarcamos". Y un anuncio: "les informamos que el vuelo con destino, Vigo...aterrizará en Vigo"...aplausos y vítores, ante lo cual me dispongo a investigar la tropa con la que voy a compartir avión. Mucha gente. Mucha. Mucho niño de diversos tamaños...en fin...parece que ahora sí que sí...EMBARCAMOS!!

"por favor las filas de la 20 a la 30 primero"...señoras a mi lado "Loli, tenemos el 8, seguro que no nos dejan"...PUES CLARO QUE NO LE VAN A DEJAR! QUÉ ANSIA POR DIOS!! de verdad que no entiendo nada. Se supone que es por el bien de todos, pero la gente cuando viaja se transforma. Sobre todo si se hace de noche y quiere llegar a casa.

Por fin entro y me dirijo a mi fila. La última. Pero "oh sorpresa, oh dolor", había atasco. De verdad no puede ser tan difícil. No puede!! y tú, que eres de la 16 qué haces sentado!!, y usted en la 14! Sólo quiero sentarme y dormir.

Avión hasta la bandera y señora a mi vera que cuando empieza la cinta sobre la seguridad repite bien alto: "ATENCIÓN, ATENCIÓN"...bajo la vista. Mal rollo.

Disculpas del piloto y parece que despegamos: 00:50. Nunca lo paso mal en los aviones (me he tragado eso de que es el medio de transporte más seguro y además siempre pienso "fijo que nos estrellamos" y cuántas son las posibilidades de que habiéndolo pensado se haga realidad? muy pocas. muy, muy pocas), es más, siempre me duermo...pero ayer no. Porque nos sumergimos en medio de la B gigante que aparece en los mapas del tiempo. Tormenta continua y turbulencias. Muchas. Alguna con mininfarto incluido. Y el panorama que me rodeaba no era muy tranquilizador. Varios llantos, a cada movimiento brusco un "mamá" de la niña de delante, el número de gente abanicándose en aumento, señora rezando en alto a un lado y chaval francés con bigote incipiente, vomitando al otro. VIVA!!!

Veo las luces de Vigo y por fin aterrizamos. No hubo aplausos (los esperaba)...el comandante "esperamos volver a verles"..algún que otro"ja!" y la azafata: "respiren señores"...y acto seguido se pone a recordar con su compañero las peores experiencias vividas. Pug lamug de dié!!!es que nunca voy a llegar a mi casa?...no.

Porque si la gente entrando en el avión es pesada, saliendo lo es aún más. Y una madre apresurada con un bebé que no medía más de dos palmos, se empeñó en salir ella antes que los del final. Y baja la silla, y te paso a la niña, y devuélvemela, ahora la maleta, el plástico protector, espera cógela otra vez...por favooooooor!!! y todo para tener que detenerse a la salida a por la sillita...de verdad...mi ira iba en aumento, pero el final se aproximaba...o eso creía yo.

Las maletas salieron rápido (como para no, éramos el último vuelo de un aeropuerto que tenía que estar cerrado hace 2 horas), pero la gente se volvió LO-CA. Si no había hasta 3 filas de gente pegada a la cinta, no había ninguna. NO SE VEÍAN LAS MALETAS!!!NO TE DEJABAN COGERLAS!!!...vi la mía pasar ante mis ojos, con la impotencia de alargar el brazo y no llegar porque 4 personas me lo impidieron y a ninguna se le ocurrió echarme una mano. La masa quería irse y se perdieron las formas, la coherencia y el sentido común...veo hacia atrás y allí están las madres con sus niños dormidos. Muy triste.

Me voy: 2:40.Y Vigo me recibe con lluvia. Y veo a la gente correr. Claro, ni un taxi. Y nuevamente soy la última de la fila. Canto "insurrección" para mis adentros mientras llegan los primeros efectivos. Gente muy desesperada, agua cayendo de las tuberías del parking formando un riachuelo que resuena debido al silencio reinante, algún buen samaritano con cara de dormido que viene a recoger al ser querido (la novia)...siguen llegando taxis que nos advierten "ahora suben más, es que nos pilló desprevenidos"...y yo mientras, juego a expulsar vaho por la boca como cuando era pequeña.

Pero llegué. Tarde, pero llegué. 7 horas después de haber salido. Pero llegué. Vuelta al hogar y las fiestas de los villancicos por delante. bien!