Ayer, sin querer, acabé de compras.
Y digo sin querer porque no me gusta hacerlo. Es más en una escala de odio estaría:
- Que el plan de la tarde sea ir de tiendas con gente
- Que el plan de la tarde sea ir de tiendas sola (cosa que no hago a no ser que sea por algo puntual)
- Que el ir a por algo puntual se convierta en ir de tiendas (como ayer me sucedió)
- Ir de compras con mi madre (que tampoco es tan malo)
- Que mi madre vaya de compras por mí (lo cual es perfecto porque hace el trabajo sucio, me lo trae a casa, siempre acierta y paga ella!)
Pero cuando el plan de ir a por unos tenis que ya tenía refichados se frustra porque los susodichos no habían llegado, me encuentro caminando por Gran Vía con esas tiendas que te están gritando "pasen y vean!"...y yo soy fuerte pero no tanto.
Y caí. Caí como se cae siempre "bueno a ver que hay" ERROR!!!
Qué tenía que haber hecho? Coger el bus cuando aún estaba a tiempo de no tirar la tarde por la borda. Pero como ya dije soy débil.
Y entré en H&M. Grande, iluminado, con música que te dice "compra, compra, COMPRA!!" Ropa que te dice "pruébame...total qué vas a perder?" ERROR!!! ERROR!!!
Gracias a Dios, todavía no estaba inmersa de lleno el "la tarde de compras" y aún pude recapacitar "Lo que tienes que hacer es fichar cosas y luego vas con tu madre en Vigo", aún había esperanza.
Salí de allí pero la cosa no acabó ahí. No, por qué? sólo diré un nombre: Amancio Ortega.
El último eslabón de la cadena que hizo que la tarde de ayer se convirtiese en un infierno. Me debes mucho Amancio. Más que toda la ropa que ya te he comprado y más de toda la que te compraré a lo largo de mi vida. Me debes mucho más que eso. Me debes un poco de amor propio. Me debes una talla L en condiciones.
Me niego, ME NIEGO a ser una XL.
Así que me volví. En ese mismo autobus que debería haber cogido horas atrás pero con no sé cuántos cambios de ropa, no sé cuántas pruebas frustradas, no sé cuántos espejos trucados, no sé cuánto tiempo perdido en colas, sin ninguna adquisición (por lo menos mi bolsilllo no se resintió) de mucho peor humor y un plan de atentado contra el imperio Inditex.
Al fin y al cabo una bonita tarde de sábado.
Mensaje para la madre que me parió: si de verdad me quieres y quieres que conserve mi salud, no me hagas volver. Seguro que por Príncipe encuentras algo interesante. Te quiero!
(me desahogué con Iñigo)