En este mundo traidor,
nada es verdad ni mentira.
Todo es según el color
del cristal con que se mira.
Aunque según el profesor de Lengua que me amargó 2º de Bachillerato, Campoamor era un vendido, este poema lo escribía mi madre cada vez que probaba un bolígrafo. O cuando quería chulear de lo bien que escribía también con la izquierda.
Hoy día le viene que ni pintado al dueño y señor del mando a distancia de mi casa.
Mi padre perdió sus gafas oscuras (oh! desgracia oh! dolor)
Ya no ve la vida en verde y ha descubierto un mundo nuevo. Igual de traidor pero con más luz.