Ya he comentado en varias ocasiones lo mucho que me gusta desayunar (el "yo desayuno" será mi lema en alguna futura campaña electoral, seguro). Hacerlo fuera de casa me parece un lujo asequible que me doy a diario. "como tu tío Manuel" me repetirá siempre la señora que calceta. Pues sí, no sé si vendrá en los genes pero "yo desayuno fuera de casa". Esto es así.
Con el desayuno vendrá la búsqueda de la "tostada perfecta" y de la cafetería adecuada. Obsérvese que no pongo "perfecta", porque la cafetería o el bar elegidos han de adecuarse a otros criterios como son: servicio, proximidad, limpieza, jugosidad de la tostada, que no queme la lengua el café, comodidad de las sillas, que no te miren raro si te quedas durante horas leyendo…En las circunstancias actuales añadiremos: que haya sitio para el carrito, que Nico se quede dormido observando al personal…
Me gusta crear una rutina del desayuno. En todos los lugares en los que he vivido lo he hecho. En la Facultad de Bellas Artes con Alejandro y sus ojos azules de sapo, en la de Derecho Jose ya pedía la tostada nada más verme entrar por la puerta, en Vigo, con la banda del Cosmos y esos desayunos-aperitivos, o en Filippo y su excelente café, en Baiona en Kopena donde no me privaba de nada, tostada de baguette, zumo de naranja grande…pagaba el señor de gafas oscuras!
Aquí ya he encontrado mi sitio. Es uno de tantos que está abierto 24 horas con banderitas colgando (que me gustan a mí las banderitas de colores oiga!) en el que sirven todo tipo de sandwiches, wraps, bocadillos, pizzas, ensaladas…pero también unos bagels (que son así como unos bollos de pan…y tostados no están nada mal) y un café decentes. La clientela del desayuno es de lo más dispar, pero yo ya soy una habitual. Más desde que el señor que me pone los bagels sabe que soy "de la madre patria" y me dice cada día "cómo se porta el angelito" a lo que yo siempre respondo que "muy bien". Y tanto que se porta bien…me observa desayunar atentamente sin perder detalle para luego caer rendido en cuanto le doy un poco de ritmo a la sillita. Y entonces sí que es un ángel. Y entonces yo leo, escribo y dibujo. Luego se despierta y seguimos dando una vuelta por el barrio, donde la gente le sonríe a él primero y luego a mí. Donde descubro cada día una tienda nueva que investigar. Donde se me pasa la mañana volando y casi corriendo hay que volver a casa porque si toca comer es mejor no hacerle esperar. Me gusta mucho nuestra rutina mañanera. Me gusta mucho empezar a tener costumbres, es síntoma de que estoy bien aquí. De que empiezo a ubicarme.
Me gusta mi bar. O a lo mejor lo que me gusta es tener un bar. Será eso.
PD Mi teoría de "dime cómo llevas la gorra y te diré quién eres" se va al traste. No paro de ver a gente con la gorra plana pero también con la visera doblada. Con esas gorras con letras delante y botoncitos por detrás. Lo último: un chico con la visera doblada hacia arriba. HACIA ARRIBA! a dónde vamos a parar? La tesis de la gorra continúa. Porque también veo a otros llevar como si fuera sólo un cachito de gorra en la coronilla…que no hombreeee que ya se que esos son judíos y se llama kipá!! por quién me tomáis?¿ además os diré que se lo sujetan con una horquilla. Y muchos de ellos con las de clip, como las que utilizábamos de pequeñas!